8 MOTIVOS INDISCUTIBLES PARA INICIAR UNA RUTINA DE EJERCICIO FÍSICO
Autor Chimalli Digital
La falta de ejercicio físico o de alguna actividad que implique cierto nivel de movimiento, hasta cierto punto, puede ser la causa de la prevalencia de enfermedades no transmisibles.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en 2016, más de una cuarta parte de los adultos en todo el mundo estaban físicamente inactivos.
La pandemia mundial de inactividad física debería ser una prioridad en materia de salud pública.
Ya que, si bien el progreso tecnológico ha contribuido al incremento de la longevidad de la población, también ha sido testigo de un incremento continuo de enfermedades no transmisibles como la obesidad, la hipertensión, la diabetes tipo 2, el cáncer, etc.
A día de hoy, las enfermedades no transmisibles son consideradas a nivel mundial como “la principal causa de muerte”, ya que ocasionan más del 80% de las muertes en determinados países.
Es de dominio público que un estilo de vida saludable se asocia con un riesgo significativamente menor de mortalidad y una esperanza de vida más larga.
En conjunto con un patrón dietético saludable y adecuado, el ejercicio físico representa una estrategia prometedora para reducir el riesgo de enfermedades metabólicas e inflamatorias crónicas, como las relacionadas con la obesidad.
Por lo general, la actividad física se define como cualquier movimiento que requiera energía, como caminar, realizar trabajos manuales o tareas domésticas.
Por el contrario, el ejercicio físico hace referencia a una rutina de actividad física planificada y estructurada con el objetivo de mejorar la condición física.
Insistentemente se ha sugerido que tanto los niños como los adultos limiten la cantidad de tiempo sedentario, que se asocia con resultados adversos para la salud, incluida la mortalidad por todas las causas y la incidencia de enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes tipo 2.
Reemplazar el comportamiento sedentario por actividad física de cualquier intensidad, incluida la ligera, es beneficioso para la salud.
Para obtener beneficios sustanciales para la salud, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos realicen al menos 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 a 150 minutos de intensidad vigorosa a lo largo de la semana, o una combinación equivalente de intensidad moderada e intensidad vigorosa de actividad física aeróbica.
Es recomendable que los adultos incrementen la actividad física aeróbica de intensidad moderada a más de 300 minutos, o realizar más de 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa durante la semana o una combinación equivalente de actividad física aeróbica de intensidad moderada y vigorosa para beneficios adicionales para la salud.
También se sugiere que a los adultos que realicen actividades de fortalecimiento muscular que involucren a todos los grupos de músculos principales, entrenamiento de cuerpo completo (full body), durante 2 o más días a la semana con una intensidad moderada o mayor.
Sumado a las actividades aeróbicas, se recomienda a los adultos mayores de 65 años o más realizar actividad física multicomponente que incluya equilibrio funcional y entrenamiento de fuerza a una intensidad moderada o superior durante al menos 3 días a la semana.
Existe evidencia científica que muestra que 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa semanalmente, conducen a una reducción del 14% del riesgo de mortalidad por todas las causas en pacientes con enfermedad cardiovascular y una reducción del riesgo del 7% en adultos sanos.
Y los niños y adolescentes de 5 a 17 años que realizan un promedio de 60 minutos de actividad física de intensidad moderada a vigorosa por día se asocian con múltiples resultados beneficiosos para la salud, incluida la aptitud cardiorrespiratoria, la aptitud muscular, la salud ósea y la salud cardiometabólica.
Un notable conjunto de estudios científicos respalda la idea de que el ejercicio físico regular desempeña un rol esencial en la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular y en la mejora de los resultados de salud de pacientes con muchas otras patologías, incluida la obesidad, la diabetes tipo 2, la esclerosis múltiple, los accidentes cerebrovasculares, la sarcopenia relacionada con la edad y algunos tipos de cáncer.
Los estudios epidemiológicos informan que un mayor nivel de actividad física se asocia con un menor riesgo de mortalidad en individuos con o sin enfermedad cardiovascular, sin embargo, los beneficios de la actividad física con respecto a la mortalidad parecen ser mayores en personas con enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellas sin enfermedades cardiovasculares.
Adicionalmente, el ejercicio físico regular se asocia con un riesgo reducido de resultados adversos para la salud en general (por ejemplo, niveles de discapacidad, mortalidad) y con una mejor supervivencia.
El ejercicio físico podría revertir parcialmente las enfermedades crónicas y la multimorbilidad relacionadas con la baja actividad física y puede emplearse como un enfoque preventivo para mejorar la calidad de vida.
Sumado a ello, mayores cantidades e intensidades de actividad física, así como distintos tipos de actividad física (por ejemplo, actividades aeróbicas, de fortalecimiento muscular y óseo), se asocian con múltiples resultados beneficiosos para la salud (como muestra, aptitud cardiorrespiratoria, fitness, salud ósea y salud cardiometabólica) para niños y adolescentes de 5 a 17 años.
Los tipos de ejercicio físico regulares de intensidad moderada, como fuerza, resistencia, equilibrio, flexibilidad y coordinación, benefician todos los aspectos de la salud humana y son ampliamente aceptados como estrategia terapéutica y preventiva para diversas enfermedades.
Incluidas las cardiovasculares (por ejemplo, miocardiopatía, lesión por isquemia/reperfusión, insuficiencia cardiaca), enfermedades metabólicas (como muestra, hiperlipidemia, síndrome metabólico, diabetes tipo 2), enfermedades neurológicas (a modo de ilustración, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple) y enfermedades pulmonares, entre otras.
No obstante, en personas no habituadas al entrenamiento, los episodios repentinos de ejercicio físico de intensidad vigorosa pueden ocasionar eventos cardiovasculares adversos y el ejercicio físico intenso y prolongado puede aumentar la incidencia de infarto.
Por ende, la intensidad y el modo de ejercicio físico son de importancia crítica para producir efectos positivos en la salud.
La biología del ejercicio físico es compleja e implica respuestas adaptativas en múltiples sistemas de órganos.
El movimiento y la actividad física son una ventaja de supervivencia evolutiva que convierte al músculo esquelético en un modulador sistémico para satisfacer la demanda de energía.
El ejercicio físico es un actividad dinámica que exige energía y que no sólo involucra los sistemas cardiovascular, respiratorio y musculoesquelético, sino que también afecta los sistemas inmunológico y endocrino.
1.- DE LA MITOCONDRIA AL CEREBRO: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO PROTEGE TUS BARRERAS BIOLÓGICAS
La salud humana se encuentra asociada a la integridad de las barreras a nivel orgánulos (mitocondrias y núcleos), membranas celulares, barreras internas (sangre-cerebro) y barreras contra el ambiente externo (intestinal, respiratorio y cutáneo).
El ejercicio físico otorga beneficios para la salud contribuyendo en cierta medida al regular la integridad de dichas barreras biológicas.
LA REVOLUCIÓN DE LAS MITOCONDRIAS: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO PROTEGE TU ENERGÍA
La salud mitocondrial es de suma importancia para función celular en diversos tejidos y, como resultado, contribuye a la vitalidad general en la salud y en la enfermedad.
Las mitocondrias generan ATP celular y, por lo tanto, son piezas clave en la regulación energética de todo el cuerpo.
Durante el ejercicio físico, hay una mayor demanda de ATP, que está mediada por el aumento de la biogénesis mitocondrial y la mejora de la función mitocondrial.
Los efectos del ejercicio físico sobre las mitocondrias han sido estudiados enérgicamente, por los científicos, siendo las mitocondrias musculares las más estudiadas.
El entrenamiento físico regula positivamente las sirtuinas del músculo esquelético (SIRT), que contribuyen a la biogénesis mitocondrial y al mantenimiento del sistema antioxidante.
Concretamente, el ejercicio agudo (una sola serie de ejercicio) activa SIRT1 en el músculo esquelético, mientras que diversas sesiones de entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT) y entrenamiento con ejercicios aeróbicos o de fuerza activa SIRT1 y SIRT3.
Siendo fundamental enfatizar que el ejercicio aeróbico genera cambios significativos en el contenido y la calidad mitocondrial que son buenos para la salud metabólica.
Como caso ilustrativo, el número de mionúcleos aumenta en ratas en respuesta al entrenamiento de fuerza, y dicho incremento puede mantenerse durante un periodo de desentrenamiento a largo plazo.
Cuando se vuelven a someter a entrenamiento de fuerza, los mionúcleos recién adquiridos contribuyen a un mayor grado de hipertrofia muscular y biogénesis mitocondrial.
En conjunto, dichos resultados proporcionan mayor apoyo a la afirmación de que exponer los músculos jóvenes a ejercicios de fuerza puede ayudar a restaurar la pérdida muscular asociada con la edad en relación a la disfunción mitocondrial en la vejez.
Las mitocondrias también participan en el metabolismo del calcio, contribuyen a la formación de especies reactivas de oxígeno (ROS) intracelulares y desempeñan un rol destacado en el inicio de la apoptosis.
Por ende, son fundamentales para mantener la homeostasis celular y actúan como importantes orgánulos de señalización en diferentes tejidos. El ejercicio físico puede influir decisivamente en todas estas funciones mitocondriales.
Las membranas mitocondriales representan el campo de batalla en el que las señales opuestas luchan para determinar el destino de la célula.
La composición lipídica y la estructura únicas de las membranas mitocondriales son esenciales para el funcionamiento adecuado de las mitocondrias.
El control de calidad de la síntesis de proteínas mitocondriales desempeña un rol clave en el mantenimiento de la integridad mitocondrial.
Detalladamente, la permeabilización de la membrana mitocondrial, un proceso estrechamente regulado, se ha descrito como una característica esencial de la muerte celular.
El ejercicio agudo, como estímulo alostático, genera una alteración temporal de la interacción entre las mitocondrias y otros orgánulos, como el retículo endoplasmático (RE), debido a la regulación positiva de las respuestas reguladas en el desarrollo y al daño del ADN.
Los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre la salud se deben, en cierta medida, a la mejora de la estructura de la membrana mitocondrial y, por tanto, de la función mitocondrial.
Los científicos han registrado que los atletas entrenados en resistencia (por ejemplo, jugadores de futbol y de cross-country) muestran una mayor densidad de crestas mitocondriales, lo que está relacionado con el consumo de oxígeno y la capacidad oxidativa.
EL EJERCICIO FÍSICO ES UN ESCUDO CONTRA EL ESTRÉS MUSCULAR: PROTEGE EL RETÍCULO SARCOPLÁSMICO
El retículo sarcoplásmico (SR) es una estructura involucrada en la movilización de calcio (Ca2+) para la contracción muscular.
La alteración del SR está implicada en la distrofia muscular, miocardiopatía, sarcopenia debida al envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas.
El ejercicio físico disminuye la peroxidación lipídica y la actividad de la calpaína en la SR, previniendo así el estrés por calor.
PIEZA CLAVE EN LA SUPERVIVENCIA CELULAR: EL EJERCICIO FÍSICO FORTALECE LA ENVOLTURA NUCLEAR
La estructura de doble membrana de la envoltura nuclear (NE) sirve como barrera que separa el genoma del citoplasma en las células eucariotas.
La alteración de la envoltura nuclear y la exposición de la cromatina ponen en peligro la viabilidad celular e inducen la inestabilidad del genoma.
Por ende, la integridad de la envoltura nuclear es fundamental para la supervivencia celular.
La homeostasis de la NE se mantiene mediante un equilibrio entre las diversas fuerzas impuestas sobre los núcleos, que pueden alterarse en determinadas condiciones (por ejemplo, alteraciones en la expresión de las láminas, migración e invasión, micronúcleos, fusión de telómeros, modulación de la heterocromatina, infección viral, pérdida de ATR, proteína de retinoblastoma o p53) que resulta en un colapso transitorio de la envoltura nuclear.
La envoltura nuclear proporciona una barrera impermeable, cuya integridad estructural se mantiene en cierta medida gracias a las proteínas de los filamentos intermedios llamadas láminas (A, B y C) que están codificadas por el gen LMNA.
LA MEMBRANA PLASMÁTICA FORTALECIDA POR EL EJERCICIO FÍSICO PROTEGE A TUS CÉLULAS DEL ENTORNO Y LAS COMUNICA
La integridad de la membrana plasmática (PM) es esencial para la función y supervivencia celular.
Más allá de servir como barrera física entre el entorno extra e intracelular, la membrana plasmática une la señalización intracelular y las señales extracelulares (por ejemplo, iones, hormonas, citoquinas, enzimas), permitiendo así la comunicación celular con el entorno circundante.
La ruptura de la membrana plasmática puede tener consecuencias perjudiciales para el destino de una célula.
Las células están equipadas con mecanismos de reparación para garantizar la integridad de la membrana, incluidas estrategias de fusión y reemplazo de la membrana, medios para eliminar la membrana dañada y métodos de remodelación de la membrana y cierre de heridas impulsados por proteínas.
El ejercicio físico puede inducir cambios en la composición lipídica de las membranas que afectan la fluidez y la función celular.
MANTENIENDO TU CEREBRO A SALVO: EL PAPEL DEL EJERCICIO FÍSICO EN LA BARRERA HEMATOENCEFÁLICA
La barrera hematoencefálica (BHE) es una interfaz activa que separa la circulación sistémica del sistema nervioso central con una doble función: la barrera limita la entrada al cerebro de sustancias potencialmente toxicas o nocivas derivadas de la sangre, y la función de portador es responsable del transporte de moléculas y células dentro y fuera del sistema nervioso central, así como para la eliminación de metabolitos.
Cada tipo de célula (por ejemplo, células endoteliales, astrocitos, pericitos) y matriz extracelular hace una contribución indispensable a la integridad de la barrera hematoencefálica.
De manera particular, vías como Wnt/β-catenina, Sonic hedgehog, ácido retinoico, angiopoyetinas y otras están involucradas en la regulación del mantenimiento de la barrera.
Los científicos han demostrado que el ejercicio físico mantiene la permeabilidad selectiva de la barrera hematoencefálica en la salud y la enfermedad.
BARRERA INTESTINAL EN FORMA: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO PROTEGE TU SALUD DIGESTIVA
El intestino actúa como una barrera contra el entorno externo que defiende contra la invasión de patógenos e ingredientes alimentarios nocivos.
Las proteínas de unión estrecha del epitelio intestinal (por ejemplo, oclusivas, claudinas, zónula occludens) y el microbioma intestinal llevan a cabo un rol esencial en el mantenimiento de la integridad de la barrera.
La evidencia científica acumulada sugiere que el ejercicio físico afecta la integridad de la barrera intestinal; aumenta la permeabilidad del intestino delgado.
La permeabilidad de la barrera intestinal se ve afectada bajo estrés por calor y con ejercicio extenuante debido, en parte, a la hipoperfusión visceral durante el ejercicio físico.
PROTEGE TU SISTEMA RESPIRATORIO CON EJERCICIO FÍSICO
El sistema respiratorio, dividido aproximadamente en tracto respiratorio superior (fosas nasales, faringe y laringe) e inferior (tráquea, árbol bronquial y pulmones), proporciona una barrera física, secretora e inmunológica para excluir sustancias nocivas como el ozono, partículas, patógenos, etc.
Como sistema de órganos mucosos en contacto directo con el ambiente externo, la protección de la barrera respiratoria es vital para la salud humana.
Los mecanismos que contribuyen al aumento de la permeabilidad epitelial involucran mecanismos internos (citocinas tipo 2 como la interleucina-4 (IL-4) e IL-13), externos (moléculas ambientales como alérgenos, patógenos y contaminantes), genéticos (por ejemplo, protocadherina-1, miembro 3 de la familia relacionado con cadherina, tipo orosomucoide 3) y factores epigenéticos (por ejemplo, metilación del ADN, histonas desacetilasas).
A pesar de que el ejercicio físico puede desencadenar una hiperreactividad bronquial en ambientes fríos y secos, también tiene numerosos beneficios para la salud, incluidos sus efectos positivos en personas con enfermedades respiratorias crónicas.
Incluso los niveles bajos de actividad física en pacientes mayores con enfermedades cardiovasculares se asocian con una disminución de la mortalidad y la hospitalización por neumonía.
Por ende, es recomendable el entrenamiento físico para apoyar la rehabilitación pulmonar en el manejo de enfermedades crónicas.
El ejercicio físico ejerce efectos beneficiosos sobre las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, en parte mediante la protección endotelial, y también al disminuir la respuesta inflamatoria Th2 de las vías respiratorias.
Durante el ejercicio físico, el nivel de condición física podría modular la concentración y secreción de proteínas antimicrobianas salivales, que funcionan como la primera línea de defensa contra microorganismos invasores.
EL EJERCICIO FÍSICO COMO ALIADO DE LA PIEL: DESCUBRE SUS BENEFICIOS
La piel es la principal estructura de defensa del cuerpo y está compuesta por la epidermis y la dermis.
Usualmente, la epidermis está formada por células epiteliales que se encargan de la barrera cutánea y así proteger de los efectos nocivos del medio externo, mientras que la dermis contiene la matriz extracelular que incluye colágeno, elastina y glucosaminoglicanos.
La integridad de la piel se restablece a través de un proceso complejo de diversos pasos que incluye formación de coágulos sanguíneos, inflamación, reepitelización, formación de tejido de granulación, neovascularización y remodelación.
La reparación de la piel requiere la activación de una variedad de moduladores, como factores de crecimiento, citocinas, metaloproteinasas de la matriz, receptores celulares y componentes de la matriz extracelular.
La evidencia de la investigación científica revela que el ejercicio regular confiere efectos ventajosos sobre la integridad de la piel.
Por mencionar algunos, un estudio epidemiológico informa una clara correlación entre la integridad de la piel y el ejercicio físico en adultos mayores. El entrenamiento físico previene el adelgazamiento de la dermis asociado a la edad.
Sumado a ello, los científicos han registrado que, en ratones obesos, 8 semanas de ejercicio voluntario mejoran la densidad del colágeno dérmico y disminuyen la cantidad de tejido subcutáneo y el tamaño de los adipocitos.
Un estudio posterior demuestra que el ejercicio de fuerza protege contra el deterioro estructural de la piel asociado a la edad que compromete su función de barrera tanto en humanos como en ratones, e identifica la IL-15 inducida por el ejercicio físico como un nuevo mediador de la salud de la piel.
2.- LA CLAVE PARA UN CUERPO EN PERFECTO EQUILIBRIO: HOMEOSTASIS Y EJERCICIO FÍSICO
Pese a que una sola sesión de ejercicio físico puede ocasionar perturbaciones locales, el ejercicio de intensidad moderada a largo plazo generalmente contribuye al mantenimiento de la homeostasis sistémica y a la mejora de la salud.
LA FÓRMULA PARA LA CURACIÓN NATURAL: EJERCICIO FÍSICO Y PIEL SANA
La cicatrización de heridas en la piel es un importante problema de salud.
El ejercicio físico es una estrategia relativamente económica y eficaz que podría adoptarse clínicamente para prevenir o tratar daños en la piel.
Se ha demostrado que los ejercicios aeróbicos de intensidad moderada promueven la curación de heridas en la piel tanto en humanos como en ratones.
Adicionalmente, el ejercicio físico disminuye el rechazo de injerto de piel y aumenta la supervivencia del injerto a través de la proliferación de células T CD4+ y la producción de interferón- γ.
Un estudio científico reciente informa que el microARN-122-5p (miR-122-5p) asociado al ejercicio físico es capaz de promover la cicatrización de heridas mediante el aumento de la densidad capilar en los tejidos de la piel perilesional de ratones.
Resultando importante enfatizar que la intensidad del ejercicio podría influir en el proceso de curación, ya que diversos estudios científicos evidencian que el ejercicio físico de intensidad moderada es el tipo de entrenamiento que mejor promueve el proceso de curación de heridas.
EL PODER DEL EJERCICIO FÍSICO: CÓMO REFUERZA TU SISTEMA CONTRA LA INVASIÓN DE CUERPOS EXTRAÑOS
La invasión de cuerpos extraños (como los patógenos) representa una amenaza para la salud.
Las intervenciones en el estilo de vida, incluido el ejercicio físico, se han identificado como un enfoque eficaz para controlar ciertas infecciones asociadas con la infección viral.
El rol antiviral del ejercicio físico ha recibido una considerable atención por parte de la comunidad científica.
Diversos hallazgos científicos indican que el entrenamiento físico contribuye a la mejora de parámetros fisiológicos y funcionales en pacientes con virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
El ejercicio físico podría contribuir a prevenir la infección viral y/o promover la eliminación viral.
Por ejemplo, la actividad física regular se asocia con un menor riesgo de infección.
Los científicos han observado que, en ratones, el ejercicio crónico a intensidad moderada puede tener un efecto atenuante sobre la infección por influenza al disminuir la carga viral y la gravedad de la enfermedad.
De hecho, se considera que el ejercicio físico apoya la atención médica y el tratamiento de los pacientes infectados por el VIH.
Un gran conjunto de investigaciones ha puesto de relieve el rol indispensable del sistema inmunológico en la lucha contra las infecciones virales.
A la vez que es bien sabido que el ejercicio físico tiene un efecto importante en el funcionamiento del sistema inmunológico.
Concretamente, el ejercicio moderado regular se considera una estrategia segura y rentable para mejorar el sistema inmunológico y brindar protección contra infecciones virales patógenas.
Recientes estudios científicos evidencian que un programa regular de ejercicio aeróbico se asocia con un aumento de biomarcadores inmunológicos, como leucocitos, linfocitos, monocitos y neutrófilos circulantes.
INFLAMACIÓN CONTROLADA: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO CONTRIBUYE A TU SALUD
El entrenamiento físico ejerce efectos antiinflamatorios en la periferia y el cerebro. A modo de ejemplo, los científicos han observado que el ejercicio aeróbico atenúa los síntomas de la colitis.
Adicionalmente, han observado que, en ratones, el entrenamiento regular atenúa el daño pulmonar inducido por la sepsis; dicho efecto está mediado por una respuesta inflamatoria reducida, modulada por una disminución de la IL-1 β y un aumento de la IL-10.
Sumado a ello, el porcentaje de monocitos inflamatorios CD14+ CD16+ se reduce en adultos mayores tras incluir una rutina de ejercicio aeróbico en su estilo de vida, lo que sugiere una reducción de la inflamación sistémica en personas mayores que hacen ejercicio físico.
En la misma línea, los estudios científicos centrados en adultos sanos de 40 años o más muestran que la actividad física más frecuente se asocia con una menor inflamación celular y molecular sistémica, como lo demuestra un nivel más bajo de recuentos de glóbulos blancos y neutrófilos, así como niveles más bajos de proteína C reactiva, IL-6, IL-10, antagonistas del receptor de IL-1 y receptor 1 del factor de necrosis tumoral soluble.
Más aún, los científicos han observado que los ratones sometidos a carrera voluntaria regular muestran una actividad hematopoyética disminuida y un número reducido de leucocitos circulantes en comparación con los ratones sedentarios, lo que indica que la actividad física regular confiere beneficios para la salud en parte a través de una disminución de la inflamación sistémica.
Los estudios mecanicistas indican que el ejercicio de carrera voluntaria regula la actividad hematopoyética al reducir la producción de leptina en el tejido adiposo, aumentar la inactividad de las células madre y progenitoras hematopoyéticas mediante la modulación de su nicho y reducir la producción hematopoyética de los leucocitos inflamatorios.
EL PODER DEL MOVIMIENTO: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO FORTALECE TU SISTEMA DE DEFENSA
La función inmune adecuada es fundamental para mantener la salud en la mayoría de las enfermedades crónicas.
En los años más recientes, el rol del entrenamiento físico en la regulación del sistema inmunológico ha recibido considerable atención por parte de la comunidad científica.
La mayor parte de la literatura publicada actualmente sugiere que el ejercicio moderado regular ejerce un efecto positivo sobre el sistema inmunológico, reduciendo así la incidencia de enfermedades.
El ejercicio físico modula las respuestas inmunes tanto innatas como adaptativas, particularmente regulando positivamente la actividad de las células asesinas naturales (NK) en reposo, pero también de los neutrófilos y macrófagos después de un entrenamiento moderado.
Adicionalmente, el ejercicio regular se asocia en individuos sanos con una disminución de los niveles de expresión del factor de necrosis tumoral α, una reducción de los niveles de adipocinas proinflamatorias, una regulación negativa de los niveles de receptores tipo Toll en monocitos y macrófagos y un aumento de los niveles circulantes de anticitocinas inflamatorias.
Más aún, los científicos han observado que, en hombres jóvenes sanos, 1 hora de ciclismo es suficiente para inducir el número de células mononucleares circulantes en sangre periférica, que están compuestas de monocitos, linfocitos y tienen un rol crítico en la función inmune.
Siendo relevante enfatizar que las series de ejercicios de fuerza de intensidad moderada a vigorosa también pueden ejercer efectos inmunológicos positivos.
Por ejemplo, los atletas experimentados que realizan ejercicio regular durante toda su vida exhiben signos de regulación antiinflamatoria, como lo revelan los niveles plasmáticos más altos de IL-10 en comparación con el grupo de control no entrenado de la misma edad.
Investigaciones adicionales demuestran que los niveles circulantes de IL-10 en atletas entrenados durante toda su vida son similares a los de los adultos jóvenes.
Sumado a ello, los ensayos clínicos muestran que el ejercicio moderado regular mejora significativamente la respuesta inmunitaria a la vacunación en adultos mayores de 65 años, lo que indica una mejor función inmunitaria adaptativa en los adultos mayores.
EJERCICIO FÍSICO: TU ALIADO EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER
Es bien aceptado que el sistema inmunológico tiene la capacidad de suprimir ciertos tipos de cáncer y la inmunoterapia se reconoce como una estrategia prometedora en el tratamiento del cáncer.
Un estilo de vida sedentario se ha convertido recientemente en un posible factor de riesgo independiente de cáncer.
Por el contrario, el ejercicio físico se asocia con un riesgo reducido de ciertos cánceres, incluido el cáncer de colon, el cáncer de endometrio, el cáncer de mama, etc.
Adicionalmente, el análisis de aleatorización mendeliano también halló que los niveles genéticamente elevados de actividad física se asocian con menores riesgos de cáncer de mama y colorrectal, destacando la promoción de la actividad física como una intervención crítica para reducir la incidencia y prevalencia de dichos cánceres.
Mecánicamente, el ejercicio físico reduce el tamaño del tumor en parte mediante la mejora de la función inmune.
A modo de ilustración, ratones portadores de tumores sometidos a ejercicio voluntario, correr en rueda, muestran una disminución de más del 60% en el volumen del tumor en diferentes modelos de tumores, un efecto que se ha atribuido a la movilización de las células NK asociada al ejercicio físico, que es necesaria y suficiente para este efecto antitumoral.
Más aún, la evidencia indica que el ejercicio agudo podría inducir una redistribución preferencial de subconjuntos de células NK con un fenotipo altamente diferenciado y conferir protección contra las células tumorales.
Por ende, el ejercicio físico podría desempeñar un rol en la prevención y el tratamiento del cáncer.
EL EJERCICIO FÍSICO COMO ANTIDOTO CONTRA EL ENVEJECIMIENTO: EFECTOS COMPROBADOS
La senescencia celular arranca como respuesta al estrés y daño ocurrido en una célula, y conforma una ruta alternativa de respuesta a la muerte celular programada y es de vital importancia para suprimir la formación de células cancerosas.
Tambien está relacionada con la reparación de tejidos e inflamación de los mismos, procesos asociados al crecimiento de tumores.
De dicha manera, la senescencia celular está relacionada con los procesos de supresión y promoción de tumores paralelamente, al igual que en el envejecimiento y reparación de tejidos, roles que son diametralmente opuestos; no obstante, de continuar el comportamiento in vitro, dicho proceso podría considerarse un ejemplo de pleiotropía antagonística, donde un gen puede tener un impacto de adaptación positivo en algunos rasgos y paralelamente un impacto negativo sobre otros.
La senescencia celular se ha relacionado con múltiples enfermedades y factores de riesgo asociados con el envejecimiento.
Muchos estímulos, como la erosión de los telómeros, los oxidantes, la luz ultravioleta B y las quimioterapias que dañan el ADN y que activan la respuesta al daño del ADN pueden inducir la senescencia celular.
El entrenamiento de fuerza a largo plazo regula positivamente la actividad de la telomerasa y las proteínas estabilizadoras de los telómeros y disminuye los niveles de moduladores de la apoptosis (incluyendo el punto de control del ciclo celular quinasa 2, p16^INK4a y p53), lo que apunta al rol protector que tiene el ejercicio físico sobre la senescencia celular.
El ejercicio físico suscita impactos positivos en la salud al promover la senescencia.
A modo de ilustración, el efecto prosenescente del ejercicio físico sobre los progenitores fibroadipogénicos contribuye a la regeneración muscular y a la mejora de la función muscular.
3.- RENUEVA TU CUERPO CON EJERCICIO FÍSICO: LA CIENCIA DETRÁS DEL RECICLAJE CELULAR
El reciclaje y la renovación adecuados de los diferentes componentes del organismo (como células, orgánulos, proteínas) permiten un desarrollo saludable de las células y el organismo.
Cada una de las unidades subcelulares, celulares y supracelulares que componen el organismo se reemplaza continuamente por otras recién sintetizadas para mantener la homeostasis celular.
Los beneficios del ejercicio físico para la salud pueden deberse en parte a su notable capacidad para suscitar la remodelación celular, incluida la autorrenovación celular y la renovación de orgánulos disfuncionales.
EJERCICIO FÍSICO: TU ALIADO PARA CÉLULAS MÁS FUERTES Y DURADERAS
Los científicos informan que el ejercicio moderado promueve la supervivencia celular y reduce la muerte celular.
Es de dominio público que el ejercicio regular promueve la proliferación y del crecimiento de los cardiomiocitos y al mismo tiempo previene la apoptosis de los cardiomiocitos.
Mecánicamente, los transactivadores CCAAT/proteína de unión potenciadora β-CBP/p300 interactúan con la señalización del dominio carboxilo terminal rico en E (ácido glutámico)/D (ácido aspártico) (C/EBPβ-CITED4) y el factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF1) están bien establecidas como vías reguladoras esenciales que median la proliferación de cardiomiocitos relacionada con el ejercicio físico.
Adicionalmente, las vías C/EBPβ e GF1-PI3k/Akt desempeñan funciones vitales en el crecimiento de cardiomiocitos inducidas por el ejercicio físico.
El entrenamiento físico también previene la muerte de cardiomiocitos a través de vías para SIRT1 y el coactivador 1α del receptor activado por proliferador de peroxisomas (PGC1α), así como para la señalización de la quinasa 1/p38 reguladora de la señal de apoptosis, etc.
Los investigadores han informado que los exosomas plasmáticos derivados del ejercicio a largo plazo son capaces de atenuar la apoptosis de cardiomiocitos inducida por hipoxia/reoxigenación a través del miR-342-5p exosomal.
Mecánicamente, miR-342-5p previene la apoptosis celular al apuntar a los ARNm que codifican la caspasa 9 y la proteína quinasa 9 activada por mitógenos (MAPK9, también conocida como JNK2), y promueve la supervivencia de los cardiomiocitos al elevar la fosforilación de Akt.
Sumado a ello, el ARN largo no codificante (IncRNA) suscitado por el ejercicio de natación, denominado regulador asociado a la hipertrofia fisiológica cardiaca (CPhar), reduce la apoptosis inducida por la privación de oxígeno y glucosa/reperfusión en cardiomiocitos de ratón neonatales cultivados.
EJERCICIO FÍSICO PARA UNA CÉLULA MÁS LIMPIA: LA CIENCIA DETRÁS DE LA AUTOFAGIA
Prácticamente todas las células eucariotas dependen de la autofagia para mantener la homeostasis celular.
La autofagia es un mecanismo de reciclaje altamente conservador que es responsable del recambio de proteínas y orgánulos celulares.
El mecanismo que regula la autofagia es complejo y su vía de señalización ascendente incluye principalmente señalización de mamíferos dependiente de rapamicina (mTOR) e independiente de mTOR.
La mitofagia, una forma de respuesta autofágica vital para el recambio de mitocondrias disfuncionales o envejecidas, sirve para mantener el control de calidad mitocondrial.
Los mecanismos reguladores de la mitofagia involucran principalmente la supuesta vía de la quinasa 1-Parkin y la mitofagia mediada por receptores.
En los mamíferos (PINK1), dos tipos principales de receptores han sido implicados en la mitofagia; un grupo incluye la proteína 3 que interactúa con BCL2 y el adenovirus E1B de 19 kDa (BNIP3) y la proteína X similar a NIP3 (NIX), y el otro grupo contiene la proteína 1 que incluye el dominio FYN14 (FUNDC1).
La regulación de la autofagia durante el entrenamiento físico es un proceso dinámico y complejo.
Por un lado, el ejercicio físico promueve el nivel de autofagia basal y mejora la viabilidad celular.
Por ejemplo, el entrenamiento con ejercicios de fuerza estimula la autofagia en el músculo esquelético en ratones.
Dicho aumento de la autofagia basal inducido por el ejercicio físico es necesario para la adaptación muscular y la mejora del rendimiento físico en fuerza y resistencia.
Las vías reguladoras comunes que subyacen a la autofagia suscitada por el ejercicio físico implican la activación de la vía de señalización de la proteína quinasa activada por monofosfato de adenosina (AMPK)-unc-51-like quinasa 1, la caja forkhead O (FoxO) y PGC1α, etc.
En otra dirección, el ejercicio físico podría desempeñar un rol en el ajuste del nivel de autofagia en estados patológicos. Tal como han observado los científicos en experimentos de 8 semanas de ejercicio en cinta rodante mejoran el flujo autofágico cardiaco en un modelo con ratones con insuficiencia cardiaca inducida por un infarto de miocardio (IM).
Resultando importante enfatizar que la autofagia suscitada por el ejercicio físico parece mediar en muchos de sus efectos beneficiosos.
Por ende, la autofagia estimulada por el ejercicio físico desempeña un rol esencial en la homeostasis de la glucosa muscular. Tambien los investigadores han descubierto que el ejercicio físico estimula la autofagia en el cerebro.
Datos obtenidos por los científicos, de diversos experimentos en ratones, resaltan el rol esencial de la autofagia en la neurogénesis suscitada por el ejercicio físico.
A fin de cuentas, el ejercicio físico sin sobreentrenamiento ayuda a prevenir el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer al mejorar la aptitud mitocondrial, lo que se puede lograr mitigando la disfunción mitocondrial con SIRT1-FoxO 1/3-quinasa 1-Parkin mediada por mitofagia.
4.- CONECTANDO CON LA SALUD: UN VIAJE POR LOS EFECTOS DEL EJERCICIO FÍSICO A TRAVÉS DE LOS CIRCUITOS BIOLÓGICOS DE TU CUERPO
El mantenimiento de la salud de todo el cuerpo implica una interacción exitosa entre múltiples tejidos y órganos, así como la microbiota corporal a nivel celular y sistémico.
El ejercicio físico evoca la adaptación coordinada e integrada de diferentes circuitos, incluidos los circuitos intracelulares, la comunicación dentro-exterior, la comunicación entre órganos y la comunicación entre la microbiota y el organismo.
NAVEGANDO POR LOS CIRCUITOS INTRACELULARES: EXPLORANDO LOS SECRETOS DEL EJERCICIO FÍSICO
Los efectos beneficiosos del ejercicio físico para la salud implican una amplia gama de cambios metabólicos, que están mediados por numerosas moléculas, como metabolitos, proteínas, ARN no codificantes, vesículas extracelulares, etc.
En primera instancia, el ejercicio físico modifica el sensor de energía AMPK. Además, los cuerpos cetónicos se elevan notablemente en respuesta al entrenamiento.
Y es que además de servir como combustible bioenergético, los cuerpos cetónicos funcionan como metabolitos de señalización y confieren una variedad de beneficios para el rendimiento y la recuperación.
La transcripción de genes también se ve influenciada por el ejercicio físico.
Por ejemplo, el ejercicio físico puede regular a la baja la proteína quinasa 2 que interactúa con el homeodominio cardiaco, cuya supresión previene la apoptosis de los cardiomiocitos y protege contra el infarto de miocardio al reducir la activación de la proteína tumoral p53.
Los ratones sometidos a 3 semanas de ejercicio de natación exhiben adenosina desaminasas elevadas que actúan sobre el ARN2, que es una enzima que desamina la adenosina a inosina nucleótido en el ARN bicatenario y funciona como factor protector en el IM y en la lesión cardiaca inducida por doxorrubicina.
El ejercicio de natación también regula positivamente los niveles de miR-486 cardíaco y IncRNA-CPhar, los cuales confieren protección contra la lesión por isquemia/reperfusión cardíaca en ratones.
Adicionalmente, el ejercicio físico puede inducir citoquinas que previenen la fibrosis miocárdica. Interesantemente, los miARN circulantes podrían considerarse biomarcadores de la respuesta al entrenamiento.
Los beneficios para la salud asociados al ejercicio físico pueden implicar cambios epigenéticos. Por ejemplo, el ejercicio físico modula directamente la epigenética del corazón y otros tejidos, mitigando así el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y confiriendo efectos cardioprotectores a través de exerquinas.
El ejercicio físico también mejora la salud del cerebro al reducir la metilación del ADN en el hipocampo.
LOS SECRETOS DEL EJERCICIO FÍSICO: IMPACTOS PROFUNDOS EN EL CUERPO, DENTRO Y FUERA
El sistema endocrino se ve fuertemente afectado por el ejercicio físico. Por ejemplo, la expresión del factor de crecimiento de fibroblastos 21 (FGF21) aumenta en respuesta al ejercicio agudo.
FGF21 es un miembro endocrino de la superfamilia FGF responsable de la modulación de la homeostasis energética, el metabolismo de la glucosa y los lípidos y la sensibilidad a la insulina.
En el tejido adiposo, el entrenamiento físico regula negativamente el contenido de lípidos y la inflamación, promueve el pardeamiento y la termogénesis y modula la producción de adipocinas.
Según informan los científicos, el ejercicio en cinta rodante protege a los ratones de la disfunción metabólica inducida por la HFD, incluida la hiperglucemia, la hiperinsulinemia y la hiperlipidemia, al mejorar la sensibilidad al FGF21 en el tejido adiposo.
Sumado a ello, los niveles plasmáticos del factor de diferenciación de crecimiento 15 aumentan inmediatamente en los corredores después de una carrera de maratón. Tambien se ha inducido en respuesta a una única serie experimental de ejercicio y una carrera ciclista.
Los niveles inducidos por el ejercicio del factor de diferenciación de crecimiento circulante 15 se correlacionan con la duración del ejercicio de fuerza.
FORTALECIMIENTO DESDE EL INTERIOR: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO IMPACTA EN TUS ÓRGANOS
El ejercicio físico es un proceso complejo que implica la adaptación coordinada e integrada de numerosas células, tejidos y órganos.
En respuesta al entrenamiento con ejercicio crónico, órganos como el corazón y el músculo esquelético sufren una remodelación fisiológica y pueden aumentar de tamaño, lo que se conoce como hipertrofia.
La plasticidad del órgano permite la adaptación a múltiples tipos de células o unidades funcionales.
Por ejemplo, la hipertrofia cardíaca requiere un mayor crecimiento de los cardiomiocitos, angiogénesis y linfangiogénesis mejoradas, remodelación mitocondrial, función endotelial mejorada y fibroblastos cardíacos inactivos.
El ejercicio físico protege contra cambios patógenos en órganos o tejidos. Por ejemplo, los científicos han demostrado que un programa de ejercicio en cinta rodante de 9 semanas revierte los cambios en la ultraestructura del corazón inducidos por la diabetes.
Concretamente, en ratas diabéticas, el ejercicio físico inhibe la reducción de la masa mitocondrial, disminuye el porcentaje de mitocondrias disfuncionales y previene el aumento de la superficie transversal de la fibra de colágeno en el corazón.
En ratas envejecidas, un programa de ejercicio en cinta rodante de 3 semanas aumenta la angiogénesis, lo que lleva a una mejor función cerebral.
El aumento de la vascularización suscitado por el ejercicio físico a intervalos de alta intensidad (5 días a la semana durante 7 semanas) está mediado por el receptor del lactato (receptor 1 del ácido hidroxicarboxílico), que regula al alza el factor A de crecimiento endotelial vascular cerebral (VEGFA).
CONECTANDO LOS PUNTOS: EL EJERCICIO FÍSICO Y SUS BENEFICIOS EN LOS DIVERSOS SISTEMAS BIOLÓGICOS
El ejercicio físico induce respuestas adaptativas en todo el cuerpo.
Por ejemplo, el ejercicio físico estimula la regulación positiva de las proteínas de choque térmico (HSP), que son una familia muy extendida de chaperonas moleculares que desempeñan una variedad de funciones vitales en el mantenimiento de las funciones celulares mediante la regulación de la actividad de las chaperonas, el plegamiento de proteínas y los procesos de remodelación.
Concretamente, HSP72 está regulada positivamente en el sistema circulatorio y en múltiples órganos (incluido el hígado, el músculo esquelético, el corazón, el cerebro, etc.) en respuesta a diversas formas y tipos de ejercicio físico.
La sobreexpresión de HSP72 protege contra la intolerancia a la glucosa inducida por la HFD y la resistencia a la insulina del músculo esquelético.
Por ende, la regulación positiva de HSP72 podría explicar al menos algunos de los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre la diabetes, la obesidad y la lesión cerebral isquémica.
El ejercicio físico induce numerosas respuestas adaptativas en tejidos y sistemas de órganos, así como con respecto a la comunicación entre órganos.
Muchas de estas adaptaciones se observan principalmente en el músculo esquelético, que desempeña un rol importante en la modulación de la capacidad funcional de todo el cuerpo y los resultados de salud.
En respuesta al ejercicio físico, el músculo esquelético secreta mioquinas, vehículos extracelulares y metabolitos que facilitan la comunicación cruzada con otros tejidos.
Los científicos creen que dicha interferencia beneficia la función de múltiples sistemas y órganos, como el cerebro, el corazón, el tejido adiposo, el intestino, el sistema inmunológico, etc.
Resultando importante enfatizar que las respuestas adaptativas no se limitan al músculo esquelético.
El ejercicio físico también produce la secreción de adipocinas (como ilustración, factor de crecimiento transformante β, leptina) y hepatocinas, así como subproductos de la microbiota intestinal (como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC)) que desempeñan funciones clave en la comunicación interorgánica y, por tanto, median muchos de los efectos beneficiosos del ejercicio físico.
Adicionalmente, se ha demostrado que el ejercicio físico modula la composición del microbioma intestinal, lo que puede mediar en mejoras tanto en el intestino como en el cerebro.
El ejercicio físico también podría aumentar los niveles de serotonina, que es un neurotransmisor y hormona vital y participa en la regulación de la secreción y la motilidad intestinal.
Más aún, un estudio científico reciente informó que los vehículos extracelulares secretados por el tejido adiposo marrón contribuyen a la cardioprotección mediada por el ejercicio físico al entregar miARN cardioprotectores al corazón.
EL PODER DE LA SIMBIOSIS: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO BENEFICIA A TU MICROBIOTA INTESTINAL
Es de dominio público que la microbiota intestinal desempeña un rol esencial en muchos aspectos de la biología humana, afectando el metabolismo, las funciones endocrinas e inmunes.
La disbiosis del microbioma intestinal se relaciona con múltiples estados patológicos, que incluyen inflamación sistémica, obesidad, cáncer, trastornos mentales y otros.
Mas allá de sus efectos locales sobre la función de barrera de la mucosa intestinal, la microbiota intestinal proporciona diversos compuestos y micronutrientes que median efectos de largo alcance en los sistemas inmunológico y neuroendocrino.
Sumado a ello, diversos estudios científicos han determinado que el ejercicio físico influye en el intestino al mejorar la cantidad de especies microbianas beneficiosas, enriqueciendo así la diversidad de la microbiota y el metabolismo funcional tanto en humanos como en ratones.
Por ende, los jugadores masculinos de rugby profesional de élite tienen marcadores inflamatorios más bajos y marcadores metabólicos mejorados en comparación con controles sanos con un índice de masa corporal similar.
En comparación con los controles, los atletas tienen una microbiota intestinal más diversa y varios taxones son significativamente más altos.
En resumidas cuentas, los cambios suscitados por el ejercicio físico en la composición microbiana del intestino pueden contribuir a los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la obesidad, las enfermedades metabólicas y los trastornos neurológicos.
De hecho, la alteración del microbioma intestinal suscitada por el ejercicio físico puede regular la función cerebral.
Por ejemplo, los AGCC, como productos derivados de la microbiota, favorecen la maduración y el funcionamiento de microglía en el cerebro.
5.- EL PODER DEL ENTRENAMIENTO: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO AJUSTA TU RELOJ BIOLÓGICO
Los ritmos circadianos representan una serie de oscilaciones diarias en la fisiología y el comportamiento que tienen lugar durante un periodo de 24 horas y permiten que el cuerpo y el cerebro se adapten a los cambios diarios del entorno.
Prácticamente todas las células del cuerpo manifiestan un reloj molecular que requiere una regulación extremadamente precisa.
El ejercicio físico es una señal no fótica capaz de restaurar el reloj desajustado transitoriamente.
EJERCICIO FÍSICO Y RITMO CIRCADIANO: AJUSTANDO TU MECANISMO INTERNO
Los ritmos circadianos son un rasgo común entre prácticamente todos los organismos vivos. La evidencia acumulada revela que la alteración de los ritmos circadianos de los mamíferos es perjudicial para la salud.
Como muestra, la alteración del reloj circadiano relacionada con el trabajo en turnos nocturnos se asocia con un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Diversas investigaciones científicas han destacado los efectos positivos del ejercicio físico sobre las alteraciones circadianas.
Concretamente, el ejercicio físico actúa como un zeitgeber (señal de tiempo) para el reloj del músculo esquelético.
Los científicos saben que el ejercicio físico tiene la capacidad de reajustar el reloj circadiano molecular y, por tanto, reducir los efectos nocivos de los patrones de sueño alterados.
No obstante, hacer ejercicio físico en diferentes momentos del día puede conducir a una estimulación marcadamente diferente de las vías de señalización y del rendimiento del entrenamiento.
EJERCICIO FÍSICO PARA UN SISTEMA INMUNOLÓGICO EN SINCRONÍA: UNA PERSPECTIVA CIRCADIANA
El sistema inmunológico manifiesta ritmicidad y la expresión rítmica de los genes del reloj se ha implicado en células inmunes tanto innatas como adaptativas.
Adicionalmente, el deterioro de la señalización del gen del reloj causa inflamación crónica o agrava los síntomas en los adultos mayores.
La evidencia científica indica que el ejercicio regular durante toda la vida (al menos 20 años) desacelera el deterioro de la función del sistema inmunológico relacionado con el envejecimiento y contribuye al mantenimiento de los ritmos circadianos durante toda la vida.
Sumado a ello, los patrones de expresión del gen reloj después de haber llevado a cabo un ejercicio exhaustivo agudo son diferentes en los atletas de toda la vida en comparación con los del grupo sedentario.
En particular, la sesión aguda de ejercicio físico modula la maquinaria del reloj principalmente en las células T^CD4+ de memoria efectora.
6.- TU MEJOR HERRAMIENTA PARA ADAPTARTE AL ESTRÉS: EL EJERCICIO FÍSICO PROMUEVE LA RESILIENCIA HOMEOSTÁTICA
La homeostasis fisiológica es un requisito importante para la supervivencia de cualquier organismo. Sin embargo, la exposición a situaciones estresantes en la vida es común.
Por ende, resulta fundamental mantener una adaptación positiva de los individuos frente al estrés.
La resistencia a la experiencia de riesgo ambiental o la adaptación al estrés o a la adversidad se conoce como “resiliencia”, y la resiliencia puede regularse mediante mecanismos neuronales, genéticos, metabólicos, inmunológicos y basados en el microbioma.
Donde el ejercicio físico parece ser una estrategia protectora para mejorar la resiliencia homeostática y preservar la salud humana y una buena calidad de vida.
Llevar a cabo ejercicio físico que conduzca a una mejor aptitud cardiorrespiratoria puede reducir el riesgo de diversas enfermedades, y estos efectos beneficiosos implican adaptaciones generalizadas de múltiples tejidos.
LA FÓRMULA PARA UNA MENTE FUERTE: EJERCICIO FÍSICO Y RESILIENCIA NEURONAL
El cerebro es el órgano clave para la respuesta al estrés. El estrés y las hormonas del estrés provocan efectos tanto adaptativos como desadaptativos en el cerebro a lo largo de la vida.
El entrenamiento de intensidad moderada mejora la función cerebral y ayuda a mantener la salud cerebral.
El ejercicio físico genera una amplia gama de cambios biológicos en el sistema nervioso.
Además de aliviar los síntomas clínicos, los efectos ventajosos del ejercicio físico incluyen mejoras en las señales aferentes, el equilibrio autónomo, la función mitocondrial, una mayor neurogénesis y plasticidad sináptica, así como una mejora en el metabolismo y la angiogénesis.
La neurogénesis del hipocampo en adultos en adultos es un proceso complejo y altamente dinámico que puede regularse mediante el ejercicio físico.
Diversas cascadas de señalización de receptores han sido implicadas en la mejora modulada por el ejercicio físico de la neurogénesis del hipocampo en adultos, incluidos factores neurotróficos, como el BNDF y los neurotransmisores.
Adicionalmente, la proteína 1 relacionada con Ras inducida por dexametasona (Dexras1), una pequeña GTPasa, modula la neurogénesis inducida por el ejercicio físico en el hipocampo adulto.
La eliminación de Dexras1 conduce a una proliferación reducida de progenitores neuronales, vías promitogénicas suprimidas y un mayor número de neuronas granulares maduras recién nacidas en ratones ejercitados.
A nivel molecular, la eliminación de la proteína 1 relacionada con Ras inducida por dexametasona suprime la activación, desencadenada por el ejercicio físico, de la quinasa regulada por señales extracelulares y la proteína de unión al elemento de respuesta del monofosfato de adenosina cíclico, y previene el aumento del receptor de N-metil-D-aspartato subunidad NR2A, BDNF, VEGF-a y receptor quinasa B de tropomiosina en la circunvolución dentada.
LA SIMBIOSIS QUE IMPULSA LA RESILIENCIA INTERNA: EJERCICIO FÍSICO Y FACTORES GENÉTICOS
Los científicos han descubierto que los factores genéticos influyen en el nivel de resiliencia de un individuo. Los resultados de estudios de gemelos adultos muestran que entre el 31% y el 52% de las diferencias individuales observadas en la resiliencia ante acontecimientos estresantes de la vida pueden explicarse por factores genéticos.
Las investigaciones sugieren que los polimorfismos del gen BDNF y del receptor neurotrófico de tirosina quinasa tipo 2 están asociados con la tolerancia al estrés.
Sumado a ello, el polimorfismo BDNF parece modular los beneficios cognitivos inducidos por el ejercicio físico.
Por ejemplo, los científicos han observado que la mejora cognitiva suscitada por el ejercicio físico es más profunda en términos de estado mental y recuerdo de palabras en individuos portadores de la variante BDNF Val66Met que en individuos con el genotipo BDNF Val66val (tipo salvaje).
Más aún, diversos polimorfismos genéticos relacionados con los atletas de élite parecen estar asociados con el rendimiento físico. Como muestra, los atletas de élite manifiestan una mayor frecuencia del polimorfismo del alelo T del promotor de IGF1.
En términos generales, los polimorfismos genéticos relacionados con el ejercicio físico contribuyen al menos en parte al mantenimiento de la salud corporal.
LA REVOLUCIÓN HORMONAL Y METABÓLICA EN TU CUERPO: EJERCICIO FÍSICO
El ejercicio físico constituye un poderoso regulador del metabolismo. Usualmente, el entrenamiento con ejercicios aeróbicos y de resistencia se asocia con una mejor salud metabólica.
Órganos como el músculo esquelético, el hígado, el cerebro y el tejido adiposo son importantes comunicadores metabólicos, y la comunicación entre órganos durante el ejercicio físico contribuye a la homeostasis de todo el cuerpo.
El aumento de la demanda de energía suscitado por el ejercicio físico se asocia con una mayor movilización de sustratos, incluidos carbohidratos, grasas y glucosa, durante y después del entrenamiento físico.
El uso de sustratos extracelulares está mediado en parte por cambios rápidos y coordinados en el sistema endocrino.
Las hormonas asociadas con el sistema endocrino exhiben acciones autocrinas, paracrinas o endocrinas sobre los tejidos del cuerpo que regulan una variedad de procesos, como el crecimiento y el desarrollo, el metabolismo y la respuesta inmune.
El ejercicio físico origina fuertes efectos sobre la liberación de estas sustancias similares a hormonas y, por ende, sobre los procesos que estas sustancias modulan.
Dos hormonas principales cuyas funciones se ven influenciadas por el ejercicio físico son la insulina y la hormona tiroidea.
El ejercicio físico aumenta la sensibilidad a la insulina a través de varias vías moleculares, incluida la regulación positiva de la proteína transportadora de glucosa 4 en la membrana celular de las células dependientes de insulina, la mejora de la función de las células β, la modulación de la fosforilación del sustrato 1 del receptor de insulina, la inducción de la angiogénesis, la reducción de las adipocinas, la mejora del estado redox y la regulación negativa de los niveles plasmáticos de ceramida.
Por ende, se suele recomendar el ejercicio físico como estrategia de manejo para pacientes diagnosticados con diabetes tipo 2.
En líneas generales, los efectos del ejercicio físico sobre el sistema endocrino son de carácter positivo y ayudan a mejorar los aspectos funcionales de los tejidos y órganos, lo que se traduce en una mejora de la salud.
Por ejemplo, el ejercicio físico previene la pérdida de actividad del sistema endocrino asociada con el envejecimiento.
La adaptación metabólica está relacionada con el tipo y modo específico de ejercicio físico.
Como muestra, el ejercicio de resistencia regular mejora la capilaridad muscular, aumenta la biogénesis mitocondrial y promueve el cambio del tipo de fibra hacia el fenotipo 1, pero no tiene ningún efecto significativo sobre el área de la sección transversal de la fibra.
En contraste, el ejercicio de fuerza induce hipertrofia muscular, debido principalmente a la mayor área de sección transversal de las fibras musculares.
LA MEJOR MEDICINA PARA TU SISTEMA DE DEFENSA INTERNO: EJERCICIO FÍSICO
El sistema inmunológico responde a cualquier tipo de agresión que desafíe la homeostasis celular.
Si bien una sola sesión de ejercicio físico puede representar una perturbación de la homeostasis, el ejercicio de intensidad moderada a largo plazo puede beneficiar al sistema inmunológico al mejorar la inmunovigilancia y la inmunocompetencia.
El ejercicio regular conduce a una capacidad antiinflamatoria elevada, que es un factor crítico para mantener la salud, particularmente en el contexto de enfermedades crónicas.
Por ejemplo, el número de monocitos inflamatorios CD14+ CD16+ disminuye después de 12 semanas de entrenamiento combinado de fuerza moderada y resistencia, lo que indica una reducción de más subtipos de monocitos proinflamatorios.
Adicionalmente, los episodios agudos de ejercicio físico también generan efectos beneficiosos sobre la salud inmunológica, en parte a través de la movilización transitoria de células inmunes a los tejidos periféricos para realizar vigilancia inmune.
El ejercicio físico prolongado puede prevenir la degradación de la función del sistema inmunológico asociada a la edad (conocida como inmunosenescencia), que se caracteriza por cambios considerables en el equilibrio de los subconjuntos de leucocitos y una disminución de diversas funciones de las células inmunitarias.
Como ilustración, el ejercicio físico a largo plazo desde la edad adulta hasta la vejez suscita un perfil saludable de citoquinas relacionadas con la inflamación, como lo indica una disminución en los biomarcadores inflamatorios, incluidos niveles reducidos de recuentos de glóbulos blancos, recuentos de neutrófilos, IL-6, IL-10, antagonista del receptor IL-1 y receptor 1 del factor de necrosis tumoral soluble.
Sumado a ello, la participación en ejercicios de intensidad fácil a moderada a largo plazo se asocia con una respuesta inmune adaptativa más diferenciada.
Más aún, los atletas con entrenamiento aeróbico de por vida tienen un porcentaje más bajo de células T senescentes en comparación con los controles sanos, lo que sugiere que el ejercicio físico tiene un efecto beneficioso sobre la función inmune.
EJERCICIO FÍSICO PARA UNA DIGESTIÓN SALUDABLE: IMPACTO PROFUNDO EN LA MICROBIOTA INTESTINAL
La microbiota intestinal humana contiene numerosos microorganismos esenciales para mantener la homeostasis y la fisiología intestinal normal.
La composición de la microbiota intestinal es muy variable. Cada individuo está vinculado a un perfil de microbiota intestinal único que desempeña un rol importante en su metabolismo y en el mantenimiento de un microorganismo huésped sano.
En ocasiones, la composición de la microbiota intestinal puede variar dentro de un solo individuo porque el desarrollo y la estabilidad del ecosistema intestinal pueden verse afectados por factores intrínsecos y extrínsecos, incluidos el ejercicio físico y la dieta, que a su vez pueden influir en la salud.
Los científicos han documentado ampliamente las alteraciones suscitadas por el ejercicio físico en la diversidad, composición y perfiles funcionales del microbioma intestinal.
Han demostrado que el ejercicio de fuerza moderado amplía el número de especies microbianas beneficiosas, enriquece la diversidad de la microflora y promueve el desarrollo de bacterias comensales.
Todos estos efectos son beneficiosos para el huésped y contribuyen a la mejora de su estado de salud.
De hecho, los atletas de elite obtienen características diversas y singularmente beneficiosas del microbioma intestinal, incluida una mayor diversidad microbiana intestinal y un cambio hacia especies bacterianas asociadas con una mayor producción de SCFA implicados en el mantenimiento de la integridad de la barrera intestinal y la regulación de la función inmune del huésped.
Adicionalmente, los cambios microbianos intestinales suscitados por el ejercicio físico confieren protección contra ciertas enfermedades.
Mecánicamente, el ejercicio físico aumenta los metabolitos del ácido 3-hidroxifenilacético (3-HA) y 4-HA, que los científicos creen que protegen contra la disfunción cardiaca al activar el factor 2 relacionado con el factor nuclear E2 (Nrf2).
Interesantemente, la composición de la microbiota intestinal puede modularse de manera diferente según los distintos tipos y modos de ejercicio físico.
Por ejemplo, 4 semanas de entrenamiento con ejercicios de resistencia y fuerza conducen a diferencias significativas en la composición de la microbiota intestinal en ratones.
En consecuencia, los ratones sometidos a entrenamiento de fuerza exhiben una mayor diversidad y uniformidad de la microbiota intestinal.
De manera específica, el entrenamiento de fuerza se asocia con una mayor abundancia relativa de Desulfovibrio y Desulfovibrio sp., mientras que Clostridium y C.cocleatum se enriquecen en ratones que se someten a entrenamiento de resistencia.
7.- CUERPO EN EVOLUCIÓN: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO FACILITA LA ADAPTACIÓN AL ENTORNO
Existe cierta evidencia de que los factores estresantes leves que inducen la hormesis pueden contribuir a prolongar la esperanza de vida y la salud.
El término hormesis comprende las adaptaciones positivas que han tenido que llevar a cabo los seres vivos para enfrentar y superar las circunstancias perjudiciales que han experimentado y continúan experimentando, debidas a los cambios que sufre constantemente el medio ambiente que les rodea.
Una sola sesión de ejercicio físico representa un desafío para la homeostasis celular.
No obstante, es posible que los resultados beneficiosos del ejercicio físico se puedan lograr en parte mediante la regulación hormética.
TRANSFORMANDO TUS MITOCONDRIAS PARA UN MAYOR RENDIMIENTO: EJERCICIO FÍSICO
La mitohormesis se caracteriza como hormesis en las mitocondrias y está asociada con los procesos de respuesta adaptativa que mantienen la homeostasis celular.
En respuesta a una alteración, las mitocondrias pueden generar y transmitir una señal al núcleo que desencadena una respuesta transcripcional que conduce a adaptaciones mitocondriales y no mitocondriales.
Aunque la evidencia científica directa que vincula la mitohormesis con la respuesta al ejercicio físico es limitada, cada vez existen más estudios científicos que sugieren que la mitohormesis desempeña un rol en la mediación de las adaptaciones suscitadas por el ejercicio físico.
Las mitocondrias liberan varias señales en respuesta al ejercicio físico, siendo ROS el principal candidato para inducir una respuesta mitohormética.
Las ROS mitocondriales son moléculas de señalización vitales necesarias para lograr efectos que promuevan la salud y prolonguen la vida útil.
Los beneficios del ejercicio físico están regulados al menos en parte por la señalización de ROS, y Nrf2 es uno de los reguladores importantes que media la homeostasis redox durante el entrenamiento.
El ejercicio físico induce la activación de Nrf2, que modula el nivel genético de la síntesis de antioxidantes endógenos y las enzimas eliminadoras de ROS.
No obstante, el estrés mitocondrial de bajo y alto nivel podría provocar efectos metabólicos opuestos.
De acuerdo a un estudio científico reciente, el estrés mitocondrial severo debido a la homodeficiencia del factor 1 que interactúa con la proteína mitoribosomal CR6 (Crif1) en las neuronas de proopiomelanocortina hipotalámicas de ratones pareció causar obesidad de inicio en la edad adulta, mientras que el estrés mitocondrial leve causado por la heterodeficiencia de Crif1 en las neuronas de proopiomelanocortina se asoció con un mayor recambio metabólico y resistencia a la obesidad inducida por la dieta en ratones.
Los efectos metabólicos beneficiosos inducidos por el estrés leve están mediados por una mayor termogénesis y respuestas de proteínas desplegadas mitocondriales (UPR^mt) en el tejido adiposo distal.
Interesantemente, el ejercicio regular con intensidad moderada se asemeja al fenotipo metabólico de la heterodeficiencia Crif1, lo que indica el importante rol regulador de la mitohormesis en el ejercicio regular de intensidad moderada.
MÁS ALLÁ DE LA RUTINA, UNA INVERSIÓN EN TI: EJERCICIO FÍSICO Y SALUD INTEGRAL
La esperanza de vida se caracteriza como la esperanza de vida saludable o el periodo de vida libre de enfermedades y discapacidades.
Además de una dieta saludable y el bienestar mental, los efectos del ejercicio moderado regular en la prevención, el tratamiento y el manejo de enfermedades crónicas que afectan la salud están bien establecidos.
Como muestra, en un estudio longitudinal histórico los científicos informaron que la participación en carreras prolongadas y otros ejercicios vigorosos entre los adultos mayores se asocia con una menor discapacidad y una menor mortalidad en la vejez.
El ejercicio regular suscita adaptaciones sistémicas en prácticamente todos los sistemas de órganos, generando beneficios multifacéticos para la salud.
De manera precisa, el ejercicio físico puede atenuar los deterioros multisistémicos relacionados con la edad y ayudar a mantener la aptitud física en general, incluida la aptitud cardiorrespiratoria y la función muscular, así como la flexibilidad y el equilibrio.
Los mecanismos a través de los cuales el ejercicio físico mejora la aptitud cardiorrespiratoria incluyen la vasodilatación inducida por óxido nítrico, la angiogénesis mediada por VEGFA y la linfangiogénesis mediada por VEGFR3, etc.
Las principales vías de señalización implicadas en los efectos del ejercicio físico sobre el músculo incluyen la señalización de la proteína quinasa dependiente de calcio/calmodulina, la señalización MAPK, la señalización AMPK, SIRT, PGC1α, etc.
Adicionalmente, el ejercicio físico beneficia la salud del cerebro a través de la defensa antioxidante (por ejemplo, glutatión peroxidasa, superóxido dismutasa), factores neurotróficos (como BDNF, VEGF, factor de crecimiento nervioso) neurogénesis (a modo de ilustración, BDNF, VEGF, IGF1) y homeostasis de las proteínas (como muestra, proteosomas, neprilisina, ubiquitinación de tau), etc.
El ejercicio físico también reduce el tamaño de los adipocitos y el contenido de lípidos, aumenta la actividad mitocondrial y altera la secreción de adipocinas en el tejido adiposo blanco.
En ratones, las adaptaciones suscitadas por el ejercicio físico en el tejido adiposo blanco mejoran la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina, lo que indica una mejor salud metabólica de todo el cuerpo.
Los científicos suponen que dichos efectos positivos del ejercicio físico están mediados por las adipocinas suscitadas por el entrenamiento.
Sumado a ello, el ejercicio físico puede mejorar la función inmune y prevenir la inmunosenescencia.
Colectivamente, las adaptaciones en múltiples tejidos y sistemas de órganos contribuyen al mantenimiento de la salud de todo el cuerpo.
Por ende, el ejercicio físico se ha propuesto como medicamento para prolongar la salud.
VIVIR MÁS Y MEJOR: AÑADE AÑOS A TU VIDA HACIENDO EJERCICIO FÍSICO
Un gran conjunto de estudios científicos sugiere que el ejercicio físico es una intervención prometedora para prolongar una vida saludable.
Los efectos positivos del ejercicio físico sobre la esperanza de vida se logran principalmente mediante la atenuación de los fenotipos del envejecimiento o retrasando el proceso de envejecimiento.
Uno de los reguladores esenciales de los efectos antienvejecimiento del ejercicio físico es la AMPK. Activar AMPK es suficiente para promover la longevidad en múltiples organismos.
Explícitamente en el músculo, la AMPK es un regulador importante de los efectos del ejercicio físico que se activan mediante el aumento de las proporciones AMP/ATP (nicotinamida adenina dinucleótido/hidruro de nicotinamida adenina dinucleótido).
En la mayoría de los casos, el ejercicio regular se considera fundamental para la salud general y la longevidad.
8.- LA FÓRMULA MAESTRA PARA REPARAR Y REGENERAR TU SALUD: EJERCICIO FÍSICO
La respuesta expedita de reparación y regeneración al daño es un sello distintivo de salud.
RENOVANDO TU ESENCIA: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO ACTIVA LOS MECANISMOS QUE REPARAN TU ADN
El daño oxidativo del ADN se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como cáncer, enfermedades neurodegenerativas, aterosclerosis y diabetes.
Por ende, las intervenciones destinadas a reparar roturas o lesiones en las cadenas de ADN podrían ser útiles para inhibir o retrasar la progresión de la enfermedad.
El ejercicio moderado regular confiere importantes beneficios para la salud, incluido un menor riesgo de sufrir las enfermedades que mencionamos anteriormente.
El ejercicio físico está directamente implicado en la mejora de la reparación del daño del ADN. Adicionalmente, el ejercicio físico puede promover las capacidades inherentes de reparación del ADN de las neuronas a través de la regulación positiva del BDNF.
Se han implicado diversos mecanismos en la disminución del daño oxidativo en el cerebro asociado al ejercicio físico, incluida la regulación positiva de la capacidad antioxidante, la reducción de la producción de oxidantes y, en consecuencia, la reducción del daño al ADN nuclear.
PROTEÍNAS REPARADAS: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO CUIDA TU PROTEOSTASIS
La proteostasis comprende los procesos dinámicos que contribuyen al mantenimiento de la homeostasis de las proteínas, que depende de ajustes en la síntesis y degradación de las proteínas.
La alteración de la proteostasis contribuye a la patogénesis de muchas enfermedades degenerativas mediante la agregación de proteínas dañadas.
El ejercicio regular suscita efectos positivos sustanciales en la salud, siendo el músculo su efector predominante.
Por ejemplo, el ejercicio aeróbico aumenta la capacidad de mantener la proteostasis mitocondrial en el músculo esquelético y cardíaco.
El ejercicio físico también genera la degradación de las proteínas seguida de un proceso de reconstrucción a escala similar, manteniendo así la homeostasis de las proteínas.
Más aún, el ejercicio físico activa la autofagia y restablece la proteostasis en las enfermedades cardíacas.
ADAPTACIÓN CELULAR: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO REPARA Y REVITALIZA AL RETÍCULO ENDOPLÁSMICO
El Retículo Endoplásmico (RE) es un orgánulo versátil que implica la síntesis y plegamiento de proteínas, así como la homeostasis y señalización del calcio.
La perturbación de la función del Retículo Endoplásmico causa estrés en el RE y posteriormente activa la respuesta de la proteína desplegada (UPR), que conduce a la homeostasis celular.
No obstante, si el estrés del Retículo Endoplásmico no se mitiga o es demasiado fuerte y la UPR no logra restaurar la función del RE, las células pueden degradar parte del RE mediante autofagia para mantener la homeostasis en el RE.
Los efectos de la homeostasis del RE están implicados en la patogénesis de enfermedades metabólicas.
El ejercicio físico representa una estrategia prometedora para restablecer la homeostasis del RE en enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Los científicos han observado que 3 meses de ejercicio moderado alivian el estrés del RE relacionado con la obesidad al regular negativamente la señalización de la proteína 78 regulada por la glucosa.
Sumado a ello, en un estudio científico reciente se informó que el ejercicio agudo activa la fagia RE, que es una autofagia selectiva del RE regulada por receptores localizados en el RE, para garantizar una homeostasis celular adecuada.
REMODELACIÓN MITOCONDRIAL CON EJERCICIO FÍSICO: POTENCIANDO TU MOTOR INTERNO
Las mitocondrias son orgánulos celulares semiautónomos esenciales que se mantienen a través de complejos procesos de remodelación, que incluyen biogénesis, fisión y fusión dinámica y mitofagia.
Dichos procesos de remodelación contribuyen colectivamente al control de calidad de las mitocondrias.
El estrés mitocondrial inducido por proteínas mitocondriales mal plegadas agravadas en la matriz mitocondrial, un sistema de control de calidad de proteínas deteriorado, un desequilibrio mitonuclear o la inhibición de la cadena de transporte de electrones pueden desencadenar la UPR^mt.
El ejercicio de fuerza regular es un poderoso estimulo que promueve la remodelación mitocondrial.
La activación del UPR^mt puede mediar en algunas de las adaptaciones mitocondriales suscitadas por el ejercicio físico.
Por ejemplo, la activación de UPR^mt se observa en el músculo esquelético durante la fase aguda del periodo contráctil y la actividad contráctil crónica.
El ejercicio físico también aumenta los niveles del péptido codificado mitocondrial, marco de lectura abierto mitocondrial del 12S rRNA-c, que puede mediar directamente la comunicación mitonuclear translocándose al núcleo y regulando la expresión de genes nucleares adaptativos para promover la homeostasis celular.
El tratamiento de ratones con marco de lectura abierto mitocondrial del 12S rRNA-c se asocia con beneficios metabólicos, como pérdida de peso, mayor capacidad antioxidante y mayor sensibilidad a la insulina.
IMPULSANDO LA SALUD CELULAR A TRAVÉS DE LA REPARACIÓN DE LISOSOMAS: EJERCICIO FÍSICO
Los lisosomas son los principales orgánulos que participan en la degradación y el reciclaje proteolíticos.
El ejercicio físico influye en la liberación de enzimas lisosomales en varios tipos de células, lo que sugiere que la actividad física podría modular la permeabilidad de la membrana lisosomal.
Por ende, 4 semanas de ejercicio aeróbico podrían mitigar la permeabilización de la membrana lisosomal asociada a la HFD mediante la reducción de ROS.
A fin de cuentas, la biogénesis lisosomal también aumenta en respuesta al ejercicio físico.
El aumento de la biogénesis lisosomal se coordina con la mitofagia para mejorar la descomposición de las mitocondrias disfuncionales, contribuyendo así al mantenimiento de la calidad mitocondrial.
TEJIDOS RENOVADOS: CÓMO EL EJERCICIO FÍSICO CONTRIBUYE A SU REGENERACIÓN
Los efectos positivos del ejercicio físico sobre la regeneración cardíaca están bien establecidos. El ejercicio de fuerza regular es capaz de promover el crecimiento del corazón e inducir el remodelado cardíaco.
Un corazón agrandado debido al entrenamiento físico regular se asocia con una función cardíaca normal o mejorada. Además, es de dominio público que el ejercicio físico confiere protección contra la insuficiencia cardíaca.
Mecánicamente, la adaptación cardíaca suscitada por el ejercicio físico incluye principalmente el crecimiento de cardiomiocitos, reprogramación del destino de los cardiomiocitos, angiogénesis y linfangiogénesis, remodelación mitocondrial, alteración epigenética, función endotelial mejorada, fibroblastos cardíacos inactivos y metabolismo cardíaco mejorado.
Por ejemplo, 3 semanas de ejercicio de natación generan un aumento notable en la linfangiogénesis cardíaca a través de la activación de VEGFR3.
En contraste, la inhibición de VEGFR3 es capaz de mitigar el crecimiento cardiaco suscitado por el ejercicio físico, lo que indica el rol esencial de la linfangiogénesis cardíaca en el crecimiento cardíaco asociado al ejercicio físico.
Concretamente, la señalización de IGF1-P13K es una de las vías esenciales responsables del agrandamiento y protección del corazón relacionado con el ejercicio físico.
El músculo esquelético exhibe una alta plasticidad y adaptación en respuesta a diversas demandas.
El músculo esquelético adulto tiene la notable capacidad de regenerarse después de una lesión debido a la capacidad de las células madre musculares, también conocidas como células satélite, de generar tanto nuevas miofibras como nuevas células madre musculares.
El entrenamiento físico es un fuerte estimulador de la plasticidad muscular, ya que activa diversas vías de señalización intracelular que median el crecimiento y las adaptaciones musculares.
REPROGRAMACIÓN CELULAR: EL PODER DEL EJERCICIO FÍSICO EN LA IDENTIDAD DE TUS CELULAS
Los estudios de investigación demuestran que el ejercicio físico puede desencadenar la reprogramación metabólica en múltiples tipos de células y, por tanto, alterar sus fenotipos funcionales.
Por ejemplo, 16 semanas en cinta rodante suscitan un cambio fenotípico de macrófagos de M1 a M2 en el tejido adiposo de ratones obesos, lo que indica mejores resultados inflamatorios en ratones obesos ejercitados.
Sumado a ello, 10 semanas de carrera en cinta podrían promover la diferenciación de células madre mesenquimales en osteoblastos para aumentar hematopoyesis.
Más aún, 4 semanas de entrenamiento físico antes de la cirugía ofrecen protección contra la lesión hepática a través de la reprogramación metabólica de las células inmunes.
Detalladamente, el ejercicio físico estimula a las células de Kupffer hacia un fenotipo antiinflamatorio con inmunidad entrenada.
Comparte en tus redes sociales:
TE AGRADECEMOS QUE HAYAS LLEGADO HASTA AQUÍ, Y TE INVITAMOS A QUE NOS COMPARTAS TU OPINIÓN EN LA CAJA DE COMENTARIOS.
Artículos Recomendados
LA CIENCIA DEL CALENTAMIENTO: CÓMO OPTIMIZAR EL RENDIMIENTO DEPORTIVO CON TÉCNICAS EFECTIVAS
¿CÓMO FUNCIONA LA RESPIRACIÓN DURANTE EL EJERCICIO FÍSICO? DESCUBRE LOS ÚLTIMOS HALLAZGOS CIENTÍFICOS
CALAMBRES MUSCULARES: ¿POR QUÉ OCURREN? ¿SOLO MOLESTOS O SÍNTOMAS DE ALGO MÁS GRAVE?
TODO SOBRE LA CREATINA: ¿QUÉ ES? ¿CÓMO FUNCIONA? ¿PARA QUÉ SIRVE? ¿ES SEGURA?
ENTRENAMIENTO HIIT: LA CLAVE PARA MEJORAR TU SALUD CARDIOVASCULAR RÁPIDAMENTE
¿POR QUÉ SUDAMOS? SUDOR, MECANISMO CRUCIAL PARA PRESERVAR TU BIENESTAR
¿POR QUÉ SIENTES FATIGA AL HACER EJERCICIO? LA CIENCIA DETRÁS DEL CANSANCIO