IMC: DESMITIFICANDO EL ÍNDICE DE MASA CORPORAL ¿ES REALMENTE UN INDICADOR PRECISO DE SALUD? Y ¿POR QUÉ ES TAN USADO?
Autor Chimalli Digital
El IMC (Índice de Masa Corporal) ha sido evidenciado por algunos estudios científicos como un indicador de grasa corporal o riesgo cardiovascular en adultos impreciso.
No obstante, su uso se ha popularizado y se mantiene vigente su utilización como criterio estándar para identificar si el peso de una persona es el adecuado en relación a su altura por parte del personal medico en atención primaria.
Dado que, en la atención primaria, el personal medico tiene como una de sus principales objetivos prevenir y detectar prontamente problemas de salud como la obesidad.
La cual es una acumulación anormal o excesiva de tejido graso que aumenta el riesgo para la génesis de distintas enfermedades como la diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares y trastornos psicológicos como la depresión.
Aunque este problema afecta a toda la población, los científicos se enfocaron en un sector poblacional en concreto para estudiar la efectividad del IMC en la identificación de problemas de salud, tomando como referencia a jóvenes estudiantes universitarios.
El cual es un sector de la población especialmente vulnerable debido a que la transición de la educación media superior a la superior implica dificultades para el individuo.
A consecuencia de hábitos alimenticios y estilos de vida como ayuno prolongado, realización de pocas comidas al día, bajo consumo de frutas, preferencia por la comida rápida, sedentarismo y consumo de alcohol.
En Sudán se ha observado una ubicuidad del 15% de sobrepeso y el 1% de obesidad en estudiantes universitarios con predominio en mujeres.
Mientras que en China el 9.5% de los universitarios presentan sobrepeso y el 2.2% obesidad.
Por su parte en Estados Unidos el 33.7% de los estudiantes universitarios se autorreportan con sobrepeso y el 11.8% con obesidad.
En México la situación es más preocupante, una investigación en universitarios en el oeste del país mostró en hombres prevalencias de sobrepeso del 27.8% y de obesidad del 14.7%.
En cuanto en las mujeres el sobrepeso fue del 17% y la obesidad del 5%.
Por su cuenta, en el noreste del país la prevalencia de sobrepeso fue del 31.2% (45.8% en hombres y 22.4% en mujeres) y de obesidad del 15.1%.
Convencionalmente la obesidad se ha identificado con el índice de masa corporal (IMC [kg/m^2]) determinando sobrepeso cuando el IMC es mayor o igual a 25 kg/m^2 y menor a 30 kg/m^2; y obesidad cuando es mayor o igual a 30 kg/m^2.
Pese a ello, existe controversia sobre la capacidad del IMC para diferenciar entre masa muscular y tejido graso, ya que 2 personas podrían presentar el mismo puntaje de IMC y tener una distribución corporal diferente, uno de ellos con mayor masa muscular mientras que el otro con mayor porcentaje de grasa.
Debido a ello se han desarrollado muchos índices con el fin de identificar el mejor para determinar la presencia de obesidad de manera práctica en atención primaria.
Entre ellos la circunferencia de cintura, el A Body Shape Index (ABSI), el índice cintura-talla, el Body Roundness Index (BRI) y el Conicity Index.
Cualquiera de dichos índices puede ser estimado por el personal medico tomando algunas mediciones corporales y aplicando la fórmula correspondiente.
No obstante, el personal medico continúa utilizando mayormente el IMC.
La circunferencia de cintura se ha usado como un indicador de obesidad central debido a que las variaciones en su valor dependen de la acumulación de grasa en la zona abdominal.
Dicho indicador se ha relacionado con el riesgo de diversas enfermedades como diabetes, hipertensión y síndrome metabólico.
El índice ABSI está basado en la circunferencia de cintura ajustado para el peso y la estatura.
El objetivo principal de dicha medida es el de establecer una mejor tipificación del individuo en riesgo ya que integra la circunferencia de cintura lo cual permite la identificación de obesidad abdominal y por lo tanto se asocia con mayor cantidad de tejido adiposo central.
Un individuo con valor elevado de ABSI presenta mayor riesgo de diabetes mellitus, hipertensión y enfermedad cardiovascular.
El índice cintura-talla también ha sido usado como herramienta para la identificación de problemas relacionados con el exceso de peso.
Se obtiene al dividir la circunferencia de cintura entre la talla. Su valor brinda una aproximación de obesidad abdominal, resultados elevados indican la presencia de mayor acumulación de grasa corporal con distribución central.
Dicho índice ha servido como una herramienta de cribado en la identificación en enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión y síndrome metabólico en adultos.
Thomas y su equipo de científicos propusieron el índice geométrico BRI que incluye estatura y circunferencia de cintura para predecir el porcentaje de grasa corporal y evaluar el estado de salud.
Dicho índice se basa en la premisa de que un mayor puntaje, siendo 16 el máximo, corresponde con una figura corporal con tendencia a la circunferencia y por lo tanto con mayor porcentaje de grasa corporal e implicaciones a la salud desde el componente de la alimentación.
Existe evidencia del uso del BRI como herramienta para detectar la resistencia a la insulina.
Otro índice que tiene como fundamento la silueta abdominal y su relación con la acumulación de grasa abdominal es el Conicity Index basado en la hipótesis de que la acumulación de grasa abdominal predispone al individuo a una forma doble de cono y aquellos con una baja acumulación muestran una forma de cilindro.
Tal índice se ha utilizado para determinar riesgo cardiovascular en adultos y para evaluar la grasa corporal en jóvenes.
Como podemos apreciar, dicha amplia gama de índices es accesible para el personal medico porque la capacitación para su uso es sencilla en comparación con lo complejo que sería estandarizar técnicas que requieren una capacitación especializada, como la medición del grosor de los pliegues cutáneos.
De manera similar, pretenden hacer una estimación del porcentaje de grasa corporal sin usar equipos especializados como la tomografía computarizada que representa un gran nivel de radiación y un costo elevado, o la absorciometría dual de rayos X que permite la visualización por medio de imágenes de la distribución de la grasa corporal, sin embargo, al igual que la anterior requiere instrumentos especializados para su uso.
Debido al rol que la grasa corporal y su distribución desempeñan como factor de riesgo para distintas enfermedades metabólicas, su medición resulta importante para el trabajo del personal médico.
No obstante, dado que los métodos de imagen representan un costo tan elevado, el uso de índices antropométricos que se correlacionan de manera significativa con el porcentaje de grasa corporal son herramientas alternativas para dicho fin.
Ya que ofrecen métodos simples, rápidos y menos costosos para tener una aproximación a la cantidad de grasa corporal del individuo que pueden ser empleados en el primer nivel de atención.
Sumado a ello, debido a que la obesidad es un problema multifactorial, existen otros enfoques para entender la ganancia de peso en relación con los hábitos alimentarios y de actividad física.
Uno de dichos enfoques se refiere a la autorregulación ya que la evidencia indica que las intervenciones encaminadas al mejoramiento de este proceso mental tienen impacto en las medidas antropométricas a largo plazo.
La autorregulación es un proceso que sucede ya sea de manera deliberada o en el subconsciente del sujeto que provee información necesaria para establecer metas y elaborar un diagnostico basado en la comparación y cumple un rol especifico para ser la instancia automotivadora del individuo para instituir mecanismos que permitan llegar a la meta planteada.
Tomando en cuenta que la autorregulación tiene relación con los hábitos que llevan a la alimentación y la actividad física saludable podría funcionar también como un buen predictor del índice antropométrico que mejor determine la presencia de obesidad.
Considerando que las personas con obesidad tendrán menor autorregulación que quienes tienen un peso corporal normal.
La grasa corporal y su distribución contribuyen en gran medida al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles.
Por lo cual resulta necesario conocer los índices antropométricos que puedan servir como herramienta para estimar la distribución corporal y que al mismo tiempo sean aplicables en unidades de salud donde las tecnologías medicas no son altamente sofisticadas.
El uso de índices antropométricos en atención primaria por parte del personal medico es habitual para detectar la presencia de obesidad, por lo que se requiere contar con evidencias sobre aquellos que se comportan de manera más confiable en cada grupo poblacional.
En el estudio que realizaron los científicos a un grupo de estudiantes universitarios se encontró que el IMC es superior en hombres que en mujeres.
De igual forma, la prevalencia hallada de sobrepeso y obesidad fueron superiores en hombres
Lo que resulta innegable es que dichos jóvenes, tanto hombres como mujeres, presentaron alta prevalencia de sobrepeso y obesidad que pudiera acentuarse con el paso del tiempo y por ello se requiere contar con medidas precisas que permitan dar seguimiento y atender dicha problemática.
Las correlaciones identificadas entre el porcentaje de grasa corporal y la autorregulación fueron más fuertes en el grupo de hombres, especialmente para el caso de la actividad física.
No obstante, dichas correlaciones a lo mucho pueden considerarse bajas, evidenciando que en los estudiantes universitarios no se identificaron muchas cualidades de autorregulación que permitan asociarla con su alimentación.
Como ya hemos mencionado anteriormente, los niveles bajos de autorregulación se asocian con la incapacidad del individuo de utilizar de manera eficaz los mecanismos de censura o de automotivación, lo que pudiera en un futuro traducirse en hábitos alimentarios que favorezcan la ganancia de peso.
Por otro lado, aunque los científicos encontraron correlaciones significativas entre la grasa corporal y todos los índices antropométricos tanto en hombres como en mujeres, excepto para ABSI, el IMC continúa siendo el índice con la correlación más fuerte.
Tomando en cuenta que el IMC es reconocido extensamente, es fácil de calcular y requiere poco equipo especializado, resulta esencial mantener su uso como indicador del estado de salud.
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