Científicos investigan los efectos de los ejercicios de fuerza en la grasa corporal

La obesidad es una enfermedad que afecta a diferentes sectores demográficos en el mundo, tanto que, es considerada actualmente como una epidemia mundial o pandemia.

Este padecimiento ocasiona un incremento en los niveles de insulina en el hipotálamo y los tejidos periféricos, que desemboca en un almacenamiento exacerbado de grasa corporal por la alteración en el consumo de alimentos y el gasto energético, lo que provoca varios desajustes fisiológicos y moleculares.

El incremento de ácidos grasos en el tejido adiposo acentúa el proceso inflamatorio subclínico relacionado al consumo de ácidos grasos saturados lo que aumenta la resistencia a la insulina y la obtención de glucosa, esto puede ocasionar enfermedades como la diabetes tipo 2.

Por este motivo, los científicos consideran que incrementar el proceso de termogénesis puede ser una buena estrategia para reducir los efectos nocivos del almacenamiento excesivo de tejido adiposo.

El proceso de termogénesis, en el tejido adiposo, es el resultado de un incremento del trabajo mitocondrial, teniendo iones de hidrogeno como sustrato, que es procesado por las proteínas desacoplantes (UCPs).

Para los científicos, es importante conocer las moléculas capaces de estimular, principalmente, la actividad de la proteína de desacoplamiento-1 (UCP1).

Esta proteína es fundamental para aumentar el espectro de estrategias en la lucha contra la obesidad y la diabetes, y aumentar el gasto energético basal de las personas que padecen obesidad.

Conceptos que necesitamos conocer

  • Hipotálamo: es la zona del cerebro que se encarga de controlar la temperatura del cuerpo, el hambre y la sed.
  • Tejido adiposo: es un tejido conformado de células conocidas como adipocitos donde el cuerpo humano guarda energía en forma de grasa, por ello, se suele mencionar a este tejido como, simplemente, grasa corporal.
  • Ácidos grasos: son biomoléculas, elementos básicos de la grasa corporal, que se forma cuando el cuerpo descompone la grasa almacenada en el tejido adiposo.
  • Ácido graso palmítico: se refiere a un ácido graso saturado de cadena media, formado por 16 átomos de carbono.
  • Resistencia a la insulina: ocurre cuando las células de los músculos, hígado y grasa, disminuyen su capacidad para absorber y usar la glucosa en sangre para adquirir energía.
  • Termogénesis: es el método que utiliza el cuerpo para generar calor en el organismo, producido por las reacciones metabólicas que ocurren en el mismo.
  • Mitocondria: es un orgánulo celular eucariota, cuya función es la de proporcionar la mayor parte de la energía requerida para la actividad celular mediante un proceso llamado respiración celular.
  • Hiperinsulinemia: quiere decir que los niveles de insulina en la sangre son más altos de lo que se considera normal o saludable.
  • Hiperglucemia: significa que hay una alta cantidad de azúcar o glucosa en la sangre, ocasionado por consumir alimentos ricos en estos ingredientes.
  • Lipogénesis: es el sistema mediante el cual los azucares simples como la glucosa se convierten en ácidos grasos, que subsiguientemente se esterifican con glicerol para formar los triglicéridos o grasa de reserva.

Lo que conocíamos acerca de la grasa corporal

Adicionalmente, es conocido que el ejercicio físico aeróbico es un estimulo no farmacológico esencial, responsable de generar adaptaciones genéticas, fisiológicas y morfológicas, así como, el aumento del gasto energético al potenciar la degradación de los ácidos grasos y reducir la resistencia a la insulina en varios tejidos.

No obstante, aun no se han explorado lo suficiente, los efectos de los ejercicios de fuerza en la transformación de la grasa corporal en energía, y en la perdida de grasa.

Por lo tanto, los científicos realizaron un estudio para evaluar sí 7 días de entrenamiento, basados en ejercicios de fuerza, pueden estimular el proceso de oscurecimiento del tejido adiposo subcutáneo.

Asimismo, buscaban analizar si había una alteración en el perfil del tejido adiposo, su síntesis y degradación.

En síntesis, esperaban encontrar evidencia de que el ejercicio de fuerza ayuda a convertir al tejido adiposo en componentes de grasa más fáciles de asimilar por el organismo, y poder gastar más rápido la grasa corporal.

Resultados de la investigación

Para este estudio, los científicos utilizaron ratones suizos de 8 semanas de edad del Centro de Animales de la UNICAMP (CEMIB). Los experimentos con animales se llevaron a cabo bajo la legislación brasileña sobre el uso científico de los animales y fueron aceptados por el Comité de Ética Animal (CEUA) de Ciencias Biológicas de la Universidad Estatal de Campinas.

Inicialmente, durante 14 semanas, los animales fueron inducidos a la obesidad y a condiciones de resistencia a la insulina. Después fueron separados algunos de ellos, en un segundo grupo de ratones, quienes comenzaron el protocolo de entrenamiento de fuerza a corto plazo.

Luego de 14 semanas con una dieta alta en grasas, los ratones mostraron una serie de características perjudiciales derivadas de la obesidad, como el aumento del peso corporal, la hiperinsulinemia en ayunas, la hiperglucemia y la resistencia a la insulina.

Por otro lado, se demostró que los ejercicios de fuerza disminuyeron la hiperglucemia en ayunas. El grupo de ratones obesos aumentaron sus niveles de colesterol total en comparación con el grupo que realizo ejercicios de fuerza quienes disminuyeron estos parámetros.   

Observaron que la obesidad incrementó la cantidad de ácidos grasos saturados y monoinsaturados totales, mientras que los que realizaron entrenamiento de fuerza disminuyeron significativamente los parámetros de ácidos grasos saturados.

Asimismo, los ácidos grasos poliinsaturados totales se redujeron con la obesidad y aun más con los ejercicios de fuerza de corta duración.

Cuando estratificaron cada componente de los ácidos grasos, pudieron observar que la obesidad aumentó los ácidos grasos palmíticos y esteáricos, mientras que el entrenamiento de fuerza disminuyo, considerablemente, los ácidos grasos palmíticos.

Como esperaban, debido a la dieta rica en grasas, los animales obesos incrementaron los niveles de ácido graso oleico y no se modificó con los 7 días de entrenamiento de fuerza.

Los ácidos grasos omega 6 y omega 3, como el linoleico y el alfa-linoleico, respectivamente, se redujeron significativamente por la obesidad y más aún por los ejercicios de fuerza.

Otros ácidos grasos, como el mirístico, el palmitoleico y el eicosanoico, no cambiaron con la obesidad ni con los ejercicios de fuerza.

En síntesis

Los científicos observaron que 7 días realizando ejercicios de fuerza fueron capaces de cambiar el perfil del tejido graso y disminuir moderadamente la vía de la lipogénesis.

Identificaron que 14 semanas de inducción de la obesidad fueron capaces de aumentar el peso corporal, desarrollar resistencia a la insulina y aumentar la glicemia y la insulinemia en ayunas.

En este caso, eligieron ratones suizos por ser un modelo reconocido por acumular grasa corporal y avanzar hacia la obesidad y sus comorbilidades, de manera similar a los humanos.

También tomaron en cuenta un estudio paralelo, para comparar los resultados, en el que entrenaron a hombres, durante cuatro meses, con ejercicios aeróbicos de alto volumen (maratón), donde observaron que la carga de entrenamiento era capaz de reducir los niveles de ácidos grasos palmíticos y oleicos en el tejido adiposo subcutáneo en contraste con hombres con un estilo de vida sedentario.

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