Fortalece tus defensas con uvas: ¡Escudo inmunológico que construyes, revitalizas y motivas!
Autor Chimalli Digital
Las uvas (vitis vinífera) y sus mercancías derivadas se encuentran entre los posibles factores nutricionales efectivos sobre la función inmunológica.
El sistema inmunológico constituye la primera línea de defensa contra los agentes infecciosos y las invasiones extranjeras. Dicho sistema es una red interactiva de células inmunitarias, agentes humorales y citocinas.
Las células inmunes se generan en la medula ósea. Algunas células inmunitarias, incluidos los neutrófilos, otros granulocitos y las células B, se diferencian en la medula ósea, mientras que las células T migran al timo (órgano primario del sistema linfático ubicado en el mediastino) para diferenciarse.
Sumado a ello, los monocitos se mueven a través de la sangre y se diferencian en macrófagos en los tejidos.
La regulación deficiente del sistema inmunitario puede acarrear enfermedades y respuestas inflamatorias graves.
Adicionalmente, el rol del sistema inmunitario en la desinfección y la protección antineoplásica, estudios científicos recientes han evidenciado su impacto en la regulación de la homeostasis metabólica sistémica.
Dado que el sistema inmunológico está involucrado en el mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades, una mejor comprensión de sus factores reguladores y efectivos cobra gran relevancia en la prevención y mejora del proceso de curación de enfermedades.
La nutrición y los nutrientes desempeñan un rol esencial en el mantenimiento del sistema inmunológico y sus respuestas.
Una dieta rica en frutas y verduras es efectiva para reducir la inflamación y mejorar la función inmunológica debido a sus compuestos antioxidantes y otras sustancias biológicamente activas.
Más aún, alguna evidencia científica registró que los fitoquímicos pueden tener efectos moduladores en el sistema inmunológico.
Las uvas y sus productos (frutas, jugo de uva, extracto de frutas, semillas y polvo, por ejemplo) contienen compuestos beneficiosos como vitaminas (vitaminas E y C, por mencionar algunas de ellas), fitoquímicos (antocianinas, monómeros de flavan-3-ol, proantocianidinas, compuestos fenólicos ácidos, resveratrol y flavonoles) y otros compuestos como la melatonina.
Las uvas rojas y moradas tienen los mayores fitoquímicos con propiedades antioxidantes en comparación con las uvas blancas.
De acuerdo a la literatura, las uvas y sus derivados pueden ser efectivos para prevenir y reducir el riesgo de diversas enfermedades como la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Algunos estudios científicos in vitro han señalado los efectos útiles de las uvas y sus productos sobre el sistema inmunológico. Además, los resultados de varios estudios en aves registraron que el consumo de productos de uva mejoró la inmunidad.
Algunas investigaciones en ratones también han informado que la ingesta de uvas o sus productos presentan algunos efectos útiles en el sistema inmunológico.
En cuanto a los estudios científicos en humanos, particularmente los ensayos clínicos sobre los efectos de las uvas y sus productos en el sistema inmunológico, son limitados y controvertidos.
No obstante, algunos de ellos han reportado algunos efectos beneficiosos en esta área.
Por ejemplo, los resultados de un ensayo clínico aleatorizado (ECA) entre individuos sanos registraron que el consumo de jugo de uva aumenta la cantidad de células T γδ y los niveles séricos de vitamina C.
Por el contrario, el número de células T γδ y la capacidad antioxidante sérica disminuyeron en el grupo placebo.
En otro estudio RCT, en pacientes con dermatitis alérgica de contacto al níquel, los científicos lograron demostrar que aumentaron los niveles de interferón-γ (INF-γ), interlucina-4 (IL-4), IL-17, pentraxina 3, IL-10, mientras que registraron una disminución del Óxido Nítrico (NO) en el grupo que recibió polifenoles de uva (GPP) versus el grupo placebo.
Adicionalmente, un ECA cruzado de 9 semanas entre 24 sujetos obesos registró que la ingesta de polvo de uva tiene efectos inmunomoduladores en comparación con el placebo.
Efecto inmunológico: Uvas, la evidencia científica lo aclara
Varios estudios in vitro y en animales informaron impactos beneficiosos de las uvas o sus productos en la inmunidad.
Por ejemplo, en un estudio científico sobre células mononucleares de sangre periférica (PBMC) extraídas de un grupo de personas obesas en comparación con personas sanas, los investigadores hallaron que los polifenoles de la uva aumentaron los niveles de IL-21 en el grupo sano, mientras que redujeron la liberación de IL-1 𝛽 e IL-6 en las personas obesas.
Marzulli y su equipo de científicos también observaron que el orujo de uva fermentado aumenta la liberación de citocinas antiinflamatorias y la inducción de FoxP3 (un biomarcador de células T reguladoras) en PBMC humanas.
Otro estudio científico en PBMC humano también concluyó que los productos de uva, incluidos los vinos tintos y blancos, así como el jugo de uva, inhiben los efectos inducidos por la estimulación de los mitógenos fitohemaglutinina y concanavalina A, como la producción de neopterina y la degradación del triptófano luego de la estimulación de los macrófagos mediante la liberación de IFN-γ.
Entre los estudios científicos realizados en animales, un estudio indicó que la ingesta diaria de uvas (2.5 g/kg de peso corporal) en ratones redujo el estrés oxidativo y los cambios en la función inmunológica debido al consumo crónico de etanol.
De modo que, la ingesta de uvas aumenta la concentración de IL-4 y reduce los niveles del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), IFN-γ, factor de crecimiento transformante beta1 (TGF-β1) y del factor de crecimiento endotelial vascular A (VEGF-A).
Dichos efectos beneficiosos se atribuyeron a los polifenoles de las uvas.
En otra investigación sobre pollos de engorde, hallaron que la suplementación con extracto de semilla de uva (GSE) aumentó los niveles de glutatión en comparación con el grupo de control.
El consumo de GSE también aumentó los niveles de anticuerpos específicos contra el virus de la enfermedad de Newcastle en el grupo de intervención.
De manera similar, una investigación en pollos de engorde comunicó que los niveles de glutatión peroxidasa, las respuestas inmunitarias humorales y celulares mejoraron en el grupo que consumió GPP que en el grupo de control.
Aunque la suplementación con GPP no tuvo un efecto significativo sobre los niveles totales de anticuerpos e IgG, los niveles de anticuerpos IgM fueron más altos en el grupo de GPP que en el grupo de control.
Ao en conjunto con su equipo de científicos observaron los efectos ventajosos de la suplementación con GSE sobre la actividad antioxidante y la función del sistema inmunológico en patos.
Mientras que un estudio en ratones examinó los efectos hepatoprotectores de los triterpenoides y los flavonoides totales de las uvas contra el daño inmunológico hepático mediante la inyección de lipopolisacáridos y bacilo Calmette.
De acuerdo a los hallazgos de dicho estudio científico, las dosis medias y altas de dichos compuestos (150 o 300 mg/kg de peso corporal) redujeron los niveles de IFN-γ e IL-2 pero aumentaron los niveles de IL-4 e IL-10.
Los efectos hepatoprotectores de dichos compuestos se atribuyeron a sus propiedades antioxidantes y efectos reguladores inmunológicos.
Sumado a ello, diversos estudios científicos en ratones han demostrado actividades antitumorales de las uvas o sus productos mediante efectos inmunomoduladores, como el aumento de la actividad de los linfocitos y las enzimas lisosomales, así como la capacidad fagocítica de los macrófagos.
Hao y su equipo de investigadores informaron que el consumo de 100 o 150 mg/kg de proantocianidina de semilla de uva (GSP) en lechones destetados se relacionó con un aumento de los niveles séricos de IgG, IgM, CD4, IL-2, capacidad antioxidante total, glutatión peroxidasa y actividad superóxido dismutasa frente al grupo de control.
No obstante, los niveles séricos de malondialdehído disminuyeron en los grupos GSP frente al grupo de control.
De manera similar, los resultados de un modelo animal de artritis reumatoide inducida por colágeno señalaron que la GSP disminuyó las citocinas Th1, así como los mediadores inflamatorios, incluida la proteína quimioatrayente de monocitos-1 (MCP-1), la proteína inflamatoria de macrófagos-2 (MIP-2) y molécula de adhesión intercelular-1 (ICAM-1).
Adicionalmente, la GSP aumenta sustancialmente el número de células T reguladoras (Treg) CD4+ CD25+ Foxp3+ de proantocianina e induce a las células Th17/Treg a reequilibrarse.
Uvas y la inmunidad: ¿Verdad o Ficción? Ensayos clínicos en disputa
Han sido realizados pocos ensayos clínicos acerca de los efectos de las uvas y sus productos derivados en el sistema inmunológico y los hallazgos obtenidos son controvertidos.
Como muestra, un ensayo clínico aleatorizado (ECA) cruzado simple ciego con cuatro tratamientos experimentales que incluyeron 500ml/día de vino tinto (RW) (12% de ETOH v/v), vino tinto desalcoholizado (DRW) y jugo de uva roja (RGJ) entre los hombres sanos informaron que el consumo de RW, DRW y RGJ durante 2 semanas no afectó la función inmunológica.
Del mismo modo, otro estudio cruzado con tratamientos experimentales similares a los anteriormente mencionados no observó ningún efecto significativo en el sistema inmunológico entre hombres sanos no fumadores con un patrón de consumo moderado de alcohol.
Rowe y su equipo de científicos evaluaron el efecto del consumo de jugo de uva sobre la inmunidad entre 85 individuos sanos en un RCT doble ciego. Los participantes fueron asignados al azar en dos grupos para recibir jugo de uva o el placebo (360 ml/día) durante 9 semanas.
Como resultado, el grupo que consumió jugo de uva tenía más células γδ y niveles más altos de vitamina C en comparación con el grupo placebo.
Por añadidura, observaron una disminución en la proliferación de células T γδ y un aumento en la rotura de la cadena de ADN en el grupo placebo.
En el ECA de Magrone y su equipo de investigadores 25 pacientes con dermatitis de contacto alérgica al níquel se dividieron aleatoriamente en dos grupos para la ingesta de 300 mg de suplemento de polifenoles derivados de semillas de uva o un placebo durante 3 meses.
Según los resultados obtenidos, los niveles de interferón-γ, IL-4, IL-17, pentraxina 3 y NO disminuyeron en el grupo de polifenoles de uva, mientras que en este grupo se observó un aumento en los niveles de IL-10.
No obstante, no se hallaron cambios en el grupo de placebo.
Igualmente, los hallazgos de un ECA en 28 corredores demostraron un aumento del nivel de capacidad antioxidante total sin un impacto significativo en el sistema inmunitario tras el consumo de jugo de uva morada frente a un isocalórico, isoglucémico y bebida de control isovolumétrico.
Zunino en conjunto con otros científicos en un estudio cruzado, doble ciego de 9 semanas entre 24 sujetos obesos, no observaron diferencias en la producción citocinas de células T, incluidos interferón-γ, TNF- α, IL-4, IL-10 e IL-8 en células activadas con lipopolisacáridos (LPS) o anticuerpos anti-CD3/CD28 entre sus grupos de intervención [polvo de uva equivalente a 92 g (equivalente a aproximadamente 4 raciones de uva fresca) versus placebo/día].
A pesar de ello, la producción de IL-1 β e IL-6 aumentó en las células activadas por LPS en el grupo de polvo de uva en comparación con el grupo de placebo.
Algunas diferencias entre diversos estudios pueden deberse a las diferencias en el tamaño de la muestra, las características de los participantes, la duración del ensayo, el tipo de productos de uva y su dosis, el tipo de fitoquímicos y la cantidad de ellos en los productos derivados de las uvas.
El número de ensayos clínicos en este campo es limitado. Además, el tamaño de la muestra y la duración de los ensayos clínicos no son lo suficientemente grandes.
Por lo tanto, la evidencia disponible basada en ensayos clínicos aún no es suficiente para un juicio concluyente y preciso.
Algunos efectos beneficiosos de las uvas y sus productos sobre la inmunidad se han atribuido a sus fitoquímicos, como antocianinas, monómeros de flavan-3-ol, proantocianidinas, ácidos fenólicos, resveratrol, flavonoles y melatonina.
Algunos mecanismos asociados con los efectos inmunológicos de los fitoquímicos son: el aumento de la actividad de los linfocitos y las enzimas lisosomales, la capacidad fagocítica de los macrófagos, los niveles de marcadores de la función inmunológica (como el número de células T γδ) y el estado antioxidante.
Sumado a ello, dichos componentes beneficiosos tienen impactos regulatorios en la inmunidad de la mucosa intestinal y efectos antialérgicos.
Otro posible mecanismo podría ser sus efectos antiinflamatorios mediante la modulación de la transcripción de agentes inflamatorios.
Adicionalmente, evidenciaron efectos modificadores sobre la morfología celular, las interacciones ligando-receptor, las vías de señalización y la formación de células espumosas.
En suma, de acuerdo a la evidencia disponible, los resultados de los estudios en humanos, especialmente los ensayos clínicos sobre el efecto de las uvas y sus productos en el sistema inmunológico, son limitados y controvertidos.
No obstante, el consumo de uvas y sus productos derivados puede ayudar a proteger y promover la función del sistema inmunológico debido a que tiene compuestos beneficiosos como diferentes fitoquímicos.
Así mismo, se requieren más estudios, especialmente ensayos clínicos, para aclarar sus efectos exactos y sus mecanismos con respecto al sistema inmunológico.
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